Carbajal: «Aborígenes del oeste intentan subsistir ante las restricciones para circular»

El diputado provincial, Ricardo Carbajal pidió a la Policía provincial «sentido común» en el trato hacia el pueblo wichi que en estos días necesita imperiosamente dedicarse a la pesca en aguas del río Pilcomayo, y «les permita una práctica que forma parte de su subsistencia», controlando el respeto al protocolo contra el coronavirus, pero «no impidiendo una actividad ancestral y cultural de la que muchísimos dependen para el alimento diario».
«Estamos en un período donde la rica fauna ictícola del Pilcomayo comenzó su retorno, transportándose río arriba, en una práctica biológica que se repite cada año, y en la zona de Santa Teresa, como en todas las comunidades ribereñas, los indígenas están muy expectantes, por lo que la pesca representa para sus vidas», contextualizó el legislador de la UCR.
«Se trata de una actividad al aire libre, y extremadamente importante para cientos de hermanos; todos sabemos lo que ocurre con la pandemia, y en que consiste el protocolo, los naturales también, son muy respetuosos y cumplen con el mismo rito», afirmó.
«Lo único que pido a nuestra Policía, es que acompañe al pueblo wichi y controle el respeto al protocolo; no debería ser un problema para los uniformados controlar el distanciamiento, y el uso del barbijo, mientras pescan, y mientras se trasladan hacia el río», precisó.
«Los wichis son un pueblo nómada, y su medio de vida ha sido la pesca, la caza y la recolección. Los ciclos de la naturaleza les servían de brújula, y la tierra y sus frutos, de riqueza», amplió.
«Como para todos, con la pandemia, la situación empeoró, porque por los controles en la ruta no pueden salir a pescar, a buscar leña y comida en el monte; los puestos son muy estrictos en los caminos que van hacia el río», dijo Carbajal.
«Muchos aborígenes me transmitieron que los uniformados no aceptan explicaciones, ni cuando tratan de aclarar que salen para comer», agregó.
«En estos días, donde el cardumen es alto en el río Pilcomayo, la población ribereña, situada en Formosa, Salta y Bolivia, se dedica a la pesca que es generacional y cultural para la subsistencia», reafirmó.
Y continúo: «Ellos saben compartir con los hermanos de Salta, quienes al enterarse que el cardumen esta en Formosa, bajan a buscar los peces, y llevan para sus familias, y si da para la venta, lo hacen, o para intercambiar por azúcar, harina o mercadería en general».
«Hoy tienen un problema en el marco de las restricciones aplicadas por la pandemia. Necesitan que el Estado tenga un poco de paciencia o sentido común ante su cultura; comprenden que el virus entra y no selecciona entre indígenas y criollos, pero también que no hay circulación en sus comunidades sobre el Pilcomayo», añadió.
Por último, el Diputado provincial advirtió que «cumpliendo con el protocolo pueden evitar al virus, ellos saben cuidarse solos. No se trata de desafiar al decreto, solo piden que se atienda esta necesidad para la subsistencia ante una situación muy difícil, sobre todo para quienes se sienten la comunidad más pobre de la sociedad y la más postergada por la clase política».

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