Cómo identificar si eres víctima de “gaslighting” y qué significa este comportamiento tóxico

El término gaslighting ha ganado notoriedad en los últimos años, pero muchos aún no comprenden del todo su significado y los peligros que conlleva.
Es una forma de manipulación psicológica que puede ser sutil o directa, tiene como objetivo generar confusión, inseguridad y dependencia emocional, debilitando la confianza de la víctima en sí misma y en su capacidad para interpretar los hechos.
Es crucial aprender a reconocer estas tácticas para poder romper el ciclo de manipulación y recuperar el control de la propia realidad.

Qué significa el “gaslighting”

El gaslighting es una forma de abuso emocional que busca manipular a una persona hasta el punto de hacerla cuestionar sus percepciones, recuerdos u opiniones, según explica Melissa García Meraz, de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en una entrevista para el artículo Gaslighting: cuando el amor disfraza el maltrato de la revista UNAM Global.
Este tipo de manipulación a menudo se esconde detrás de gestos de aparente cariño, lo que confunde y disfraza el maltrato. Aunque es más frecuente en relaciones de pareja, también puede presentarse en amistades o en entornos laborales.
“El gaslighting, frecuentemente ejercido contra mujeres, no solo socava las creencias de la víctima, sino que también daña su autoestima, haciéndola insegura y dependiente de la aceptación ajena”, menciona el artículo.
Algunas de las técnicas utilizadas en este tipo de abuso son extremadamente sutiles, lo que dificulta que tanto la víctima como quienes la rodean puedan reconocerlas. Entre estas se incluyen:

  • Negar o minimizar las emociones de la víctima.
  • Hacer falsas promesas o acusaciones.
  • Atribuirle problemas de salud mental, utilizando frases como “Estás loca” o “Yo no dije eso” para alterar su percepción de la realidad.
  • Desviar las conversaciones del tema que se aborda en el momento.
  • Dar mensajes contradictorios para causar confusión.
  • Insinuar infidelidad con cualquier pretexto.
  • Provocar el alejamiento de su círculo cercano para manipularla más fácilmente.
  • Hacer creer a la víctima que está perdiendo el amor de su pareja por sus errores.
  • Los efectos del gaslighting pueden ser profundamente dañinos para la salud mental y el autoestima de una persona, según la página especializada en salud mental Good Therapy.

“Las personas que son víctimas de gaslighting tienden a experimentar confusión e incertidumbre, ya que los gaslighters a menudo intentan manipular los hechos o distorsionar la realidad para hacer que sus víctimas se sientan impotentes”, menciona la página.
Las víctimas de este tipo de abuso pueden comenzar a cuestionar su propia cordura y dudar de su valor personal debido a las constantes críticas y descalificaciones del abusador. También pueden ser más propensas a desarrollar comportamientos autodestructivos o tener dificultades para establecer relaciones significativas con otras personas.
Además de los efectos emocionales, puede provocar síntomas físicos como dolores de cabeza, náuseas, insomnio, fatiga e incluso llevar a la depresión.
El término gaslighting proviene de la trama de la obra de teatro Gas Light estrenada en 1938 en Inglaterra, que narra la historia de Bella y Jack. La pareja se muda a la casa de la tía millonaria de Bella, quien ha fallecido recientemente.
A partir de entonces, Bella comienza a experimentar sucesos extraños y perturbadores, los cuales comparte con su esposo. Sin embargo, Jack la hace cuestionar la realidad de esos eventos, llevándola a dudar de sí misma y de su percepción.

Cómo identificar
este tipo de abuso
emocional

Para superar el gaslighting, es fundamental comenzar por identificar las señales de abuso y trabajar en reconstruir la confianza en ti mismo. La psicoanalista Robin Stern, Ph.D a través de La Línea Directa Nacional de Violencia Doméstica de Estados Unidos enlista algunas de las señales que podrían ayudarte a identificar si estás siendo siendo víctima de gaslighting:

  • Constantemente dudas de tus propias percepciones.
  • Te preguntas varias veces al día si eres “demasiado sensible”.
  • A menudo te sientes confundido o como si estuvieras perdiendo la cordura.
  • Te disculpas con frecuencia ante tu pareja, incluso sin saber por qué.
  • A pesar de tener cosas buenas en tu vida, no entiendes por qué no eres más feliz.
  • Sueles justificar el comportamiento de tu pareja ante tus amigos y familiares.
  • Evitas compartir ciertos detalles con seres queridos para no tener que dar explicaciones.
  • Sientes que algo anda mal, pero no puedes describir exactamente qué es.
  • Comienzas a mentir para evitar críticas o distorsiones de la realidad.
  • Te cuesta tomar decisiones sencillas.
    Te percibes como una versión diferente de ti mismo: menos confiado, menos alegre, menos relajado.
  • Te sientes desesperanzado y sin motivación.
  • Tienes la sensación de no poder hacer nada correctamente.
  • Te preguntas si eres una pareja lo suficientemente buena.
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