Con un protocolo nacional, los cines reabren lentamente sus puertas

La lenta normalización de los circuitos de exhibición cinematográfica paralizados desde hace 10 meses por la pandemia y que días atrás empezó a moverse en media docena de ciudades argentinas, sumó un espaldarazo nacional con la publicación de un protocolo que el Ministerio de Cultura acordó con cámaras empresariales, sindicatos y sectores relacionados con la actividad.
Aunque aclara que cada jurisdicción deberá presentar sus pedidos a Jefatura de Gabinete de la Nación, que evaluará de acuerdo al nivel de contagios en ese distrito, el texto aclara que la capacidad de las salas no deberá superar en ningún caso el 50 por ciento. En este sentido, se aceptará la presencia de grupos de hasta seis personas, en lo que se llama «burbuja de recreación», las cuales deberán mantener una distancia de entre 1,5 y dos metros con el resto de los espectadores, para lo que se dejará una butaca libre de cada lado.
Martín Álvarez Morales, Ceo de Cinemark-Hoyts y presidente de la Cámara Argentina de Exhibidores Multipantallas (CAEM), una de las firmantes del protocolo, graficó a Télam que “estamos felices y contentos y saltando en una pata. Estábamos diez metros abajo del agua y ahora estamos a tres”, ejemplificó el empresario y representante de una Cámara que según informa su propia web “representa el 34% de las pantallas del país, el 50% de venta de entradas y el 47% de la facturación”.
Con la experiencia de Cinemark-Hoyts, que la semana pasada reabrió dos complejos en Córdoba, Álvarez Morales aportó que debido a la reducción del aforo “seguramente no nos vaya bien en cuanto a costos pero la rueda tiene que volver a girar”.
En relación a la reapertura de salas en Ciudad y Provincia de Buenos Aires, el ejecutivo contó que “estamos trabajando, pero todavía no tenemos fecha”. El protocolo conocido ayer informó que el público deberá permanecer con tapabocas puesto y solo podrá quitárselo momentáneamente para ingerir algún alimento o bebida.
Además, cada sala deberá contar con un adecuado sistema de ventilación, será sanitizada antes y después de cada función, habrá zonas debidamente demarcadas para mantener la distancia social y se abrirán las puertas diez minutos antes de que termine la exhibición.
“Con lo que pasó en el mundo, quedó demostrado que el riesgo de contagio en las salas es de moderado a bajo. La gente cuando ingresa tiene butacas vacías alrededor. Todos miran hacia el mismo lado. No está permitido hablar, el que lo hace lo hace con el que tiene al lado. Las microgotas no se expanden, como puede pasar en un boliche o en un bar”, resaltó Álvarez Morales.
Manuel García, de Cinetren, distribuidora de cine independiente nacional, señaló a Télam que “esto es un paso”: “Hay un trabajo extra de convocar al público, algo que siempre fue un desafío y que hoy suma el hecho de que nuestra audiencia ha virado hacia el cine online y hogareño”.
En ese sentido, subrayó: “La relación con los exhibidores ha sido muy fluida. Estamos los dos muy golpeados y amenazados. Hay muchas salas y distribuidores con riesgo a desaparecer y así muchas películas que no se podrán ver. Sabemos que van a haber pocos espectadores en un comienzo. Tenemos que salir a convencer a nuestras audiencias y ese es un riesgo que tomamos juntos”. Por su parte, Rodrigo Irazábal, programador del cine porteño Lorca comentó a esta agencia que “tenemos muchísima felicidad porque después de tanto tiempo de espera y esfuerzo, vemos la posibilidad de abrir en cuanto esté la habilitación del Gobierno de la Ciudad. Hay un protocolo específico que está esperando la aprobación de Salud, cosa que posiblemente suceda en los próximos días», sumaron desde Mirada Distribution respecto a apertura en CABA.
La distribuidora, dedicada al cine de autor y de festivales, maneja nueve títulos para la vuelta a las salas, como los reestrenos de «8 1/2», de Federico Fellini, o el filme polaco «Corpus Christi», de Jan Komasa, nominado a los Oscar.

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