«El barco insinúa que puede escorar»

Javier Milei llegó al gobierno nacional con el mensaje de un drástico ajuste. Y cumplió. Pero también dijo que dicha medida iba a recaer en la casta política; es decir, reduciendo los gastos de funcionamiento de un estado elefantiásico, achicando a su mínima expresión la cantidad de ministerios y, por ende, desplegando despidos de empleadas y empleados (pseudos ñoquis) de aquellas herramientas institucionales que dejarían de existir o funcionarían con la menor cantidad posible de personal (ENACOM, Correo, etc.). A seis meses de iniciado su mandato presidencial vemos que eso de que el costo del ajuste lo afrontaría la casta política fue un engaño. La gran estafa de Milei. Ajustó el 118 % a los sectores más vulnerables: las y los jubilados, los comedores y merenderos populares, el salario de los trabajadores, la educación, la salud y varios etcéteras más. Y tuvo especial saña con las provincias con quienes el gobierno de Milei mantiene unas deudas millonarias (Formosa más de $ 150.000.000.000).
No todos los gobernadores reaccionaron a esta embestida del anarcocapitalismo contra el Estado nacional y los Estados provinciales de la misma forma. Desde antes de que asumiera la presidencia Javier Milei, Gildo nos advirtió sobre el desastre que se avecinaba. Hace unos días, nuestro gobernador, en la inauguración de la Escuela Provincial de Educación Secundaria N°2 “Batalla de Maipú” de la localidad de Pirané, reiteró sus críticas a las políticas económicas del gobierno nacional llenas de crueldad e injusticia y exigió políticas económicas que incluyan a la gente para distribuir la riqueza en nuestro pueblo.
A pocos días de ese discurso incómodo para los poderes concentrados de la economía, los tres integrantes de la Corte Suprema de Injusticia respondieron con una medida judicial en contra de todas y todos los formoseños, exigiendo que en lapso de sesenta días el gobierno provincial realice un descargo respecto a la expresión popular en cada elección en nuestra provincia. La provincia de Formosa debe dar a los “supremos” una opinión sobre los cuestionamientos a la reelección indefinida de su Constitución.
Gildo, en otra inauguración, en esta oportunidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Provincial de Laguna Blanca, nos advirtió a todos los formoseños: «Yo no sé cuántos días más voy a estar porque ahora parecería que la alternancia (en el poder) ya no la decide el pueblo formoseño, la alternancia la deciden tres personas”.
Como suele suceder, ante estos embates, algunos se asustan. Son los cobardes de siempre que, al escuchar éstas palabras de nuestro gobernador, huyen primero hacia la parte más alta del barco intentando que el agua no les salpique. Y, si fuera necesario, se aprestan a abandonar el barco. Saltar y nadar hacia algo que pueda resguardar sus vidas en la política.
Es más que evidente que con el proyecto de la Ley Bases el poder económico viene por nuestros recursos naturales, nuestros derechos laborales y nuestra democracia. Y que no le estaría saliendo como pretendían Milei y quienes se lo escribieron. Nuestro gobernador es uno de los obstáculos que deben atravesar para lograr su plan extractivista. Es en éste momento en el que todas y todos los que vamos dentro de éste barco llamado Formosa debemos mantenernos unidos, alegres, sonrientes al lado del mejor capitán que ha dado la política formoseña en los últimos tiempos en éste costado norte de la patria. En este contexto, existen preguntas obvias que deberíamos responder: De todo lo obtenido electoralmente, ¿qué porcentaje real es propio? Sin la figura del Doctor Insfrán en las boletas, ¿cuáles serían nuestros resultados?
Gildo fue, es y seguirá siendo un problema para ellos y una bendición para nuestro pueblo. Así de simple.
Este barco tiene al mejor timonel, que ha demostrado estar preparado para todas las circunstancias que se le presentaron. En las tormentas huracanadas es donde mejor desempeño ha tenido. La pretensión ingenua y a la vez audaz de algunas y algunos de quedarse con el barco, es descabellada, falsa como ese bastón de mariscal de utilería. La hora nos llama a bajarlos de las alturas a la que están huyendo ante el primer grito que insinúa que el barco puede escorar. Y anoticiarnos de quiénes son los que están dispuestos a arrojarse al agua, para nadar en defensa de su carrera política, imitando a algunos que hace tiempo editan videítos para sus seguidores en redes sociales.
La hora también nos demanda cerrar filas detrás de Gildo porque como nos advirtió Cristina hace un año y medio, tenemos que tener claro que no vienen por él, sino por todos los derechos adquiridos de nuestro pueblo.

J.R Lezcano

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