
Ayer, durante la siesta formoseña, los habitantes de la provincia sufrieron nuevamente los efectos de los recurrentes cortes y bajones de tensión en el servicio de energía eléctrica. Esta situación, que se repite con frecuencia, generó malestar entre los usuarios, quienes, a través de diversas plataformas, expresaron su hartazgo ante la deficiencia del servicio y la falta de soluciones efectivas por parte de las autoridades y empresas encargadas de su provisión.
Uno de los vecinos afectados, en diálogo con este matutino, no pudo ocultar su frustración y, en un tono cargado de indignación, manifestó: «Nos cobran un montón por un servicio tan malo, es un desastre esto. Los empresarios deben dejar de jugar y ponerse a trabajar para tener un servicio como la gente». Este testimonio refleja el malestar generalizado de una comunidad que, cada vez con mayor frecuencia, se ve afectada por cortes de energía inesperados, bajones de tensión y el constante riesgo de daños a electrodomésticos y dispositivos electrónicos.
Las quejas no solo se limitaron al ámbito local. Las redes sociales fueron un espacio donde los formoseños expresaron, una vez más, su descontento. Usuarios de distintas edades y sectores coincidieron en señalar que, pese a los altos costos que deben afrontar cada mes por el servicio de electricidad, la calidad del mismo sigue siendo deficiente y no ha mejorado a lo largo de los años.
El malestar generado por los cortes y bajones de energía no es nuevo en la provincia. Desde hace tiempo, los formoseños vienen enfrentando situaciones similares, especialmente durante las horas de mayor consumo, como ocurre en la tarde, cuando las altas temperaturas aumentan la demanda de energía. Sin embargo, las soluciones parecen no llegar. La infraestructura del servicio eléctrico sigue siendo insuficiente para cubrir las necesidades de una población que, a pesar de los incrementos tarifarios, no ve reflejada la mejora en la calidad del servicio.
¿Por qué ocurren
estos cortes?
Expertos en energía coinciden en señalar que los cortes de electricidad y los bajones de tensión son consecuencia de una infraestructura obsoleta, que no ha sido renovada o ampliada acorde al crecimiento poblacional de la provincia. Además, las altas temperaturas que se registran durante el verano, combinadas con una mayor demanda de aire acondicionado y otros equipos eléctricos, terminan saturando el sistema, lo que provoca fallas en el suministro.
A pesar de que las autoridades aseguran estar trabajando en proyectos de mejora, la sensación de que las soluciones son insuficientes es palpable entre la población. Los vecinos, quienes son los más afectados por esta situación, exigen respuestas concretas y acciones inmediatas para poner fin a una problemática que parece no tener solución a la vista.
El impacto en
la vida cotidiana
de los formoseños
El servicio de energía eléctrica es esencial para el desarrollo cotidiano de cualquier comunidad. En Formosa, los cortes y bajones no solo generan incomodidad, sino que también afectan la calidad de vida de los ciudadanos. Las familias deben interrumpir sus actividades cotidianas, desde cocinar hasta trabajar desde casa, y los comercios, que dependen de la energía para mantener sus puertas abiertas, se ven obligados a paralizar sus operaciones.
Además, los daños a electrodomésticos y otros aparatos electrónicos, causados por los bajones de tensión, son una constante preocupación. Los costos de reparación o reposición de estos dispositivos recaen directamente sobre los usuarios, quienes, en muchos casos, ya enfrentan un alto costo mensual en sus facturas de luz.
El clamor por
soluciones urgentes
Las redes sociales se han convertido en un espacio donde los formoseños, más allá de la queja, también exigen soluciones. Los usuarios claman por una revisión y modernización urgente del sistema eléctrico, que permita garantizar un servicio de calidad y adaptado a las necesidades de la población. La necesidad de que las autoridades locales y las empresas prestatarias del servicio asuman su responsabilidad y dejen de “jugar” con el bienestar de los ciudadanos es uno de los reclamos más recurrentes.
“Es hora de que los responsables de este desastre se pongan a trabajar en serio. No podemos seguir soportando cortes a cada rato”, concluyó el vecino entrevistado.
Mientras tanto, los formoseños siguen a la espera de una respuesta efectiva que ponga fin a una problemática que, lejos de solucionarse, parece agravarse con el paso del tiempo. Los cortes de energía, lejos de ser una excepción, se han convertido en una lamentable norma para una comunidad que, como tantas otras, merece un servicio básico de calidad.