El mundo se da cita en la ONU en una Asamblea General virtual, en plena pandemia

En medio de la crisis mundial por el coronavirus, la Asamblea General de la ONU arranca hoy con más discursos de líderes que nunca antes en sus 75 años de historia, pero todos virtuales y pregrabados con días de anticipación, y con la sede de la organización semivacía.

El presidente estadounidense, Donald Trump, había dicho que quería ir a Nueva York a pronunciar su discurso, pero finalmente desistió, quizás, según analistas, porque la gran sala prácticamente desierta -solo ingresará un diplomático por misión- no cuadraba con su estrategia de levantar su perfil internacional de cara a las elecciones de noviembre.

No habrá las acostumbradas reuniones bilaterales sucesivas, ni diplomacia «bajo la mesa» para hacer frente al coronavirus, ni encuentros al margen de los ministros del Grupo de Lima para debatir la crisis en Venezuela, ni visitas del presidente cubano a una iglesia del norte de Nueva York para fustigar el capitalismo.

En el sitio web de la ONU, los discursos de los 193 países miembro de la organización se sucederán durante ocho días, el primero de todos el del presidente brasileño Jair Bolsonaro, como es tradición tras el discurso de apertura del secretario general António Guterres.

Le seguirá Trump y, luego, los presidentes de Chile, Cuba, Irán, Colombia, México, entre otros, en tanto en el décimo orden se ubicará el presidente argentino, Alberto Fernández.

En las semanas venideras, la ONU organizó varias cumbres temáticas virtuales sobre la enfermedad Covid-19, la lucha contra el calentamiento climático, el Líbano, Libia, la biodiversidad.

Aunque casi no hay nadie en el edificio de la ONU, se han instalado barreras de seguridad alrededor, informó la agencia de noticias AFP.

Pero el barrio de Turtle Bay en Manhattan, que cada septiembre se transforma en un búnker resguardado por cientos de policías a raíz de la visita de más de 10.000 jefes de Estado y de Gobierno, ministros y diplomáticos de todo el mundo, está inusualmente tranquilo.

Solo los periodistas «residentes» de la ONU -que tienen una oficina en el edificio y un pase especial- pueden trabajar desde la sede. Las cafeterías están cerradas, y los pasillos, silenciosos.

Para evitar problemas técnicos como ocurre regularmente en las videoconferencias del Consejo de Seguridad, la ONU pidió a los líderes que entreguen sus discursos cuatro días antes de su difusión, lo cual elimina toda espontaneidad y reacción a noticias recientes.

La ONU fue creada en 1945 para evitar una nueva guerra mundial.

Y aunque el objetivo fue logrado, la pandemia de Covid-19, que ha dejado casi 1 millón de muertos desde fines de diciembre, puso al planeta de rodillas y ha tenido un impacto económico y social devastador.

Ayer, durante una cumbre para celebrar el 75º aniversario de la ONU, Trump dejó hablar en su lugar a una embajadora adjunta de la misión estadounidense, mostrando así la importancia que otorga a la organización.

Bolsonaro, que defiende la explotación comercial y energética de la Amazonia e hizo el año pasado en la ONU una feroz defensa de la soberanía brasileña, se prepara para responder otra vez a las críticas contra su política amazónica, adelantó su vicepresidente.

«Debemos tener una reflexión seria sobre la ONU», dijo ayer el presidente chino Xi Jinping, en momentos en que China aumenta su influencia en la organización y Washington se aleja.

El presidente francés Emmanuel Macron reconoció que la ONU atraviesa una crisis interna y es prisionera de la rivalidad entre países.

Pero la canciller alemana Angela Merkel aseguró que, a pesar de todo, la ONU aún es necesaria.

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