El papa Francisco cuestionó la discriminación en la Argentina: «Los que vienen de la barbarie hoy son los ‘bolitas’, los ‘paraguas’, los ‘cabecitas negras’”

En su discurso para dar inicio al Sínodo sobre el Amazonas, el Papa Francisco cuestionó debates pasados de la Argentina e indicó que que en el pasado “bajo lemas como civilización y barbarie” se aniquiló a los pueblos originarios y justificó masacres. “Es el desprecio de los pueblos y a eso voy, a la experiencia de mi tierra, eso, ‘civilización y barbarie’ que sirvió para aniquilar pueblos, todavía sigue en mi patria, con palabras ofensivas y entonces se habla de civilización de segundo grado”. El Papa criticó además al desprecio actual que existe hoy en su país cuando se refieren a los inmigrantes. «Los que vienen de la barbarie y hoy son los ‘bolitas’, los paraguayos, los paraguas, los ‘cabecitas negras’, siempre ese alejarnos de la realidad de un pueblo calificándolo y poniendo distancias”.

Hablando en el aula del Sínodo, donde desde este lunes y hasta el 27 de octubre los obispos debatirán sobre las necesidades y problemáticas de la Amazonia, Francisco también hizo referencia a las “resistencias” y críticas por parte de una parte de la Iglesia a la celebración de esta asamblea. Según el comunicado de prensa del Vaticano, el Papa Francisco recibió el aplauso de la asamblea cuando compartió, con pena, una vivencia sobre el desprecio al escuchar, ayer, un comentario burlón acerca de la piedad de una persona que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza.

El Pontífice lamentó la burla de algunos miembros de la Iglesia al comentar el tocado de plumas de indígenas en la misa del domingo y afirmó: “¿Qué diferencia hay entre llevar plumas o el tricornio de algunos jefes de dicasterio?» En este sentido, pidió “acercarse a los pueblos de la Amazonia de puntillas. Respetando su historia, sus culturas y su estilo en buen vivir, en el sentido etimológico de la palabra y no socialmente como hacemos a menudo”.

Cuestionando un dicho de un ministro que habló durante la ceremonia del domingo, el pontífice comparó los atuendos que llevan puestos los cardenales con la vestimenta originaria de los aborígenes de la Amazonia allí presentes. “Me dio mucha pena escuchar aquí dentro un comentario burlón sobre ese señor piadoso que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza (durante la misa de ayer). Decidme ¿qué diferencia hay entre llevar plumas y el tricornio que usan algunos oficiales de nuestros dicasterios?”, preguntó Francisco, que arrancó un aplauso de los presentes en la sala.

El Sínodo comenzó este lunes con una procesión desde la basílica de San Pedro al aula del Sínodo del papa rodeado de indígenas y en la que se escucharon cantos y bailes, y se portaban objetos de la tradición de los pueblos originarios, como canoas, remos y redes. El papa afirmó que se corre el peligro en este Sínodo de proponer “medidas simplemente pragmáticas, cuando por el contrario se nos pide una contemplación de los pueblos, una capacidad de admiración, que haga nacer un planteamiento paradigmático”.

“No hemos venido aquí a inventar programas de desarrollo social o de custodia de culturas, de tipo museo o de acciones no contemplativas”, dijo. Criticó la “deforestación, unificación y explotación” que están poniendo en práctica algunos y que “no respetan la poesía y la realidad de los pueblos, que es soberana”.

Recordó a los hombres de la Iglesia que para debatir existe el “camino sinodal” y no las “salas”, las “mesas redondas” y las “conferencias”, y que el “Sínodo no es un parlamento o un locutorio, no es demostrar quién tiene más poder sobre los medios y quién tiene más poder entre en las redes para imponer cualquier idea o cualquier plan”.

Unas palabras que llegan después de las críticas de algunos cardenales a la celebración de este Sínodo y al documento de trabajo, que según ellos contendría incluso herejías. “Esto configuraría un Iglesia congregacionista, si pretendemos buscar por medio de las encuestas quien tiene la mayoría. Una iglesia sensacionalista tan lejana de nuestra Madre la Iglesia católica”, continuó.

Aunque no pidió silencio a los participantes en el Sínodo, les advirtió de que informar con “ligereza, con imprudencia” a los periodistas o “decir lo que pienso” podría crear equivocaciones.

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