El rey del ajedrez: Magnus Carlsen se dio el gusto: logró el récord mundial de no perder durante 111 partidas consecutivas

Cuando el holandés Jorden Van Foreest movió su rey a la casilla g2 y le propuso tablas, el hombre de la cara aniñada y los cachetes de siempre, vestido en un prolijo traje modernoso gris, aceptó gustoso. Estrecharon de nuevo sus manos derechas, firmaron la planilla y, en ese mismo instante, Magnus Carlsen dio un paso más para ganarle a la historia en los libros del ajedrez mundial.
¿Cómo dimensionar que un gran maestro pueda mantenerse invicto durante 111 partidas consecutivas jugadas a ritmo pensado en casi un año y medio? ¿Cómo entender que el noruego, número uno del ranking y dominador del «juego-ciencia», no pierda desde el 31 de julio de 2018? ¿Cómo imaginar lo que pensarán sus rivales de la elite cada vez que lo enfrentan?
Todos lo quieren vencer para quedar en el bronce. Y no es que Carlsen «se tire atrás», para utilizar una comparación futbolera. El campeón mundial vigente en los tres ritmos (clásico, rápido y blitz) apuesta a jugar y a forzar. Se vio el lunes en la partida ante el estadounidense Jeffery Xiong y se vio este martes ante Van Foreest. Y no le ganan.
«No pierdo el récord ante un jugador ordinario sino ante uno que realmente lo merece. Magnus se está convirtiendo en el mejor ajedrecista de la historia. Y yo sigo orgulloso de que mi récord se mantuvo durante 15 años», comentó Sergei Tiviakov, el ruso nacionalizado holandés que en 2005 había estado 110 partidas seguidas sin perder. Claro que lo había logrado ante rivales de menor jerarquía que los 111 que debió enfrentar Carlsen.
Desde que pisó Holanda para disputar el tradicional Magistral de Wijk Aan Zee, el crack noruego jugó rodeado por el aura de conseguir este invicto récord. No lo podía evitar. Y no le esquivó el bulto a la presión.
Pasaron nada menos que 532 días desde que el rey de los tableros dijo basta en una partida a ritmo clásico. Sucedió el 31 de julio de 2018, cuando perdió con negras ante el azerí Shakhriyar Mamedyarov en 57 movidas de una Defensa India de Rey, en Biel.
Desde aquella derrota, hilvanó este invicto demoledor, con 36 triunfos y 75 empates, todos conseguidos ante rivales de la elite mundial que siempre quieren vencer al mejor.
Nadie puede desbancar al número uno del ranking desde julio de 2011, hace 8 años y medio. Es campeón mundial a ritmo clásico desde noviembre de 2013, cuando le quitó el título a Viswanathan Anand en la mismísima India por 6,3 a 3,5. Y defendió tres veces su cetro: ante Vishy en 2014, ante el ruso Sergey Karjakin en 2016 y ante el ítalo-estadounidense Fabiano Caruana​ en 2018.
El noruego de 29 años es el dominador absoluto del ajedrez mundial, con 12 títulos en una década. Es que además de sus cuatro matches ganados por el reinado a ritmo clásico, logró tres títulos en ajedrez rápido (2014, 2015 y 2019) y cinco en «blitz» (2009, 2014, 2017, 2018 y 2019).
Carlsen conquistó seis títulos consecutivos a ritmo pensado en el último tiempo, además de la defensa de su título mundial ante Caruana. Todo comenzó en la Copa Sinquefield de 2018, cuando compartió el título junto a Fabiano y al armenio Levon Aronian, con 5,5 en 9 rondas (2 triunfos y 7 tablas). Y en 2019 fue una tromba en cinco países.
En Wijk Aan Zee, ganó con 9 puntos en 13 ruedas (5 victorias y 8 tablas); en Shamkir, Azerbaiyán, festejó con 7 en 9 (5-4); en el Grenke Chess de Karlsruhe y Baden-Baden, Alemania, fue primero con 7,5 en 9 (6-3); en el Norway Chess de Stavanger, Noruega, celebró con 13,5 en 18 (2-7 en partidas a ritmo pensado); y en Zagreb, Croacia, ganó con 8 en 11 (5-6).
Ya llegó a un invicto récord de 111 partidas a ritmo clásico. Ya incorporó otro logro a su cuenta personal. No es que asombre, porque sus cualidades están a la vista, pero quizás se dimensione en algunos años más. Por ahora queda disfrutar a Magnus Carlsen, porque encima todo puede seguir.
Faltan nueve rondas en Wijk Aan Zee, donde el noruego logró cuatro tablas para sumar 2 puntos en 4 ruedas, uno menos que el líder, el estadounidense Wesley So. Con el récord en la mano, ¿por qué no pensar que ahora Carlsen se «suelte» y vaya por un título más? A esperar la embestida.

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