La aparición de un misterioso intermediario, reclamando una presunta coima, truncó un suculento negocio entre la deficitaria Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) y la firma TEGI por una compra de 30.000 mil toneladas de carbón a unos USD 2,1 millones. El acuerdo era apenas un primer paso hacia uno de mayor envergadura que implicaba compras por USD 60 millones en el corto y mediano plazo.
En una mesa virtual pos negociación del precio (USD 70 la tonelada) se ubicaron Agustín Yarke, representate de TEGI, un asesor tucumano Alejandro Salemme, Franco Sebastián Curto, manager de operaciones de la compañía, y Andrés Gross, un oscuro intermediario que dice rendir cuentas únicamente al interventor que maneja la empresa carbonífera.
En principio, Gross no quiso dar ni siquiera su nombre aunque irrumpió en la escena de la negociación con una suerte de puño de hierro. Ahora se sabe que trabaja como empleado de la Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (ARBA) y que tiene actividades extra de asesor financiero. Durante la reunión Gross dejó caer una serie de datos que hacen pensar que se trata de un empresario de éxito con inversiones en commodities y tierras en los Estados Unidos. No obstante, sus datos comerciales y de empleo hacen comprender que no alcanza tales estaturas económicas.
En su perfil profesional en redes indica que ofrece “servicios de asesoramiento, dirección y gestión empresarial”. Asegura ser licenciado en administración. De sus señas públicas no se desprenden actividades de relevancia en el extranjero vinculadas a tierras o materias primas. Extrañamente o no, cuando Clarín lo consultó se definió a sí mismo como “un cuatro de copas”.
Altas fuentes del sector explican a Clarín que el dinero “extra” solicitado puede ubicarse en USD 5 dólares por tonelada. Lo que presentaba unos 150 mil dólares solo por la primera compra. Finalmente TEGI decidió salirse de la conversación, al menos temporalmente. Además, voces del sector financiero explican que Decoud está muy lejos de ser un experto en carbón, pero que evidentemente Gross no sabe “nada del tema”.
“Ninguno de los dos tienen conocimientos profundos del mercado, calidad y estabilidad del producto, costo de transporte, valores actualizados por distancia, carga, etc”, señalan.
“Hoy recibí una llamada que la verdad no me sorprendió, me llamó el que firma la orden para preguntarme si yo estaba al tanto y obviamente que no, así que yo no me manejo así en la vida ni es la manera en que hago negocios”, dice Gross al inicio de la conversación que quedó grabada.
“Se lo dejé claro a Alejandro cómo era el contacto con ellos y a mi nadie me avisó que iban a enviar una orden así que ya empezamos mal”, sigue Gross en un tono que suena amenazante, cargado de pura autoridad.
Gross no está intentando transparentar un negocio que venía turbio sino al contrario, su intención era cobrar un dinero extra que debe ubicarse por sobre el presupuesto ya presentando por TEGI. La actitud, el tono y el reclamo en sí mismo, sorprendieron Yarke que ya contaba con que sólo había que firmar la venta. En un momento de la conversación Yarke incluso llega a decirle a Gross que hable con sus jefes y les solicite una comisión por la venta pero no por “la compra”. “Es comercialmente violento”, le subraya Yarke.
El “extra” puede situarse en los USD 5 por tonelada. Es decir, en 30.000 toneladas el reclamo es por USD 150.000. Una cifra mensual que podía duplicarse a los USD 300 mil si las embarcaciones llegaban a 60.000 toneladas como se estaba discutiendo.
-Andrés, ¿Cómo es tu nombre completo?, le inquiere Yarke.
-Andrés, no importa, Andrés, responde Gross.
-Bueno, yo me estoy presentando, vos me pedís que tengamos transparencia si vos no me decís tu nombre completo entonces estamos empezando mal, retruca Yarke.
-Andrés Gross, qué cambia, no cambia nada, Andrés Gross, le responde.
La charla termina cuando Yarke adelanta que hablá con su superior directo, pero al otro día, el ejecutivo de TEGI se encontró con Decoud en otra reunión, esta vez con el personal directivo de YCRT. En este contexto, según pudo averiguar Clarín, Yarke le preguntó al interventor si conocía a Gross.
“Si, lo conozco, es un amigo. Se ve que quiso meterse en el negocio, pero no le des bola”, le explicó Decoud a Yarke reconociendo el vínculo.
“Agustín, te hago una pausa. Yo nunca dije que estaba en la compañía, es una compañía estatal, las compañías estatales no pagan comisiones de ningún tipo. Es un tema político como bien dijiste. A mi me llama Alejandro y me pide la venia del que decide para que esta operación tenga curso”, le había dicho Gross a Yarke en un momento de la charla.
“Ponete en mi lugar, dos meses después me llega una orden de compra y no me avisan. Me llama el que decide para preguntarme si estoy al tanto o no y le digo no estoy al tanto”, insistía Gross.
-¿Pero quién te llama? ¿Los canales de venta?, pregunta Yarke.
-No, no, no, no importa, menos por teléfono, no importa quien, no importa cómo, si yo no tuviera este poder en este negocio no estaría al tanto de la oferta que ustedes mandaron. Yo no tengo nada que ver con la empresa. Absolutamente nada. Soy un facilitador de negocios para que este negocio suceda. Si ustedes quieren que suceda somos un equipo, vamos todos para el mismo lado. Yo puedo hacer que esto se cierre”, afirma.
Escándalo en YCRT: quién es el oscuro intermediario que pidió una presunta coima por un negocio con la minera
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