La «Tigresa» Acuña ganó en las tarjetas y conquistó el cinturón «Peso Pluma»

La emblemática Marcela ‘La Tigresa’ Acuña se adjudicó nuevamente un título a los 45 años, al superar por puntos a la bonaerense Laura Griffa, en 10 rounds, para quedarse con el cinturón de peso pluma argentino, que estaba vacante. Los fallos de los jueces favorecieron a la formoseña con las siguientes tarjetas: Carolina Mayorquim 98-92, Hugo Vainesman 96-94, y Maximiliano Dolce 97-93. De esta manera, Acuña elevó su marca a 51 triunfos (20 por KO), 8 caídas y 2 empates, mientras que la oriunda de Trenque Lauquen quedó con un registro de 18 victorias (una por la vía rápida) y 8 derrotas.
Acuña conquistó el título en una revancha ante Griffa, ya que ambas se habían visto las caras en 2018, cuando fueron las protagonistas del ‘Combate Femenino del Año’ para la Federación Internacional de Boxeo (FIB), donde la formoseña dominó el resultado por puntos. En esta oportunidad, la pugilista trenquelauquense tampoco pudo quedarse con la victoria a pesar del gran nivel mostrado en el Club Ferro Carril Midland. Griffa volvió a mostrar ante los ojos del país (la pelea fue televisiva por TyC Sports) que está para cosas grandes y que espera pronto revanchas con cinturones en juego.
Así, ‘ La Tigresa’, que venía de caer el 20 de noviembre pasado ante Débora Dionicius cediendo su título mundial pluma interino de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) en el Luna Park, reconquistó el primer cinturón de su carrera, el argentino pluma (de la Federación Argentina de Box -FAB), que había obtenido el 19 de enero de 2002, cuando noqueó a Patricia Quirico en solo 14 segundos.

Alaniz demolió a Rengifo

En su estreno como campeona, Alaniz (ahora 14-0, 6 KOs) demostró por qué es una de las monarcas más sólidas y demolió a la valiente Rengifo (18-10-1, 10 KOs), quíntuple retadora mundialista, que nada pudo hacer. Tomando siempre la iniciativa, la bonaerense dejó en claro rápidamente su agresividad. Con decisión, filtró su jab seguido de potentes derechas cruzadas que se estrellaban sobre el mentón visitante.
A medida que pasaban los minutos, su boxeo crecía. Segura, combinó sus cruzados y ascendentes a la cabeza con sus ganchos al cuerpo, que desgastaban a la venezolana. Poco a poco, su ataque se transformó en un martirio para su rival. Con cada envío, desnudaba las diferencias entre ambas. Su velocidad, técnica, potencia y precisión eran demasiado.
Desde el cuarto round, la local la sometió a un suplicio. Sus permanentes cross y uppercuts a la mandíbula eran seguidos por ganchos a las costillas de una Rengifo que tambaleaba. Hasta que en el séptimo, “Chucky” (50,600 kg.) soltó sus cruzados de ambos puños al mentón de la venezolana (50,700 kg.), que se fue al suelo. La definición era cuestión de tiempo. Tan es así que en el octavo, la castigó a placer con toda clase de resonantes descargas en forma de cruzados al rostro de una visitante que trastabillaba. Solo la valentía mantenía sobre el ring a “La Pantera”. Por ello, al sonar la campana de inicio al noveno, el entrenador visitante no permitió a su pupila continuar, obligando al árbitro Gustavo Tomás a decretar el final.

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