Martín Bossi, desde Mar del Plata: «No hay humor con contenido en el país; hay grandes ejecutores»

“Hola, soy Martín Bossi, tengo 47 años, de Libra, hijo de Estela y Jorge”. Así se presenta el showman de Lomas de Zamora, de miércoles a domingo (debido al éxito tuvo que agregar una función), en el Teatro Mar del Plata. La sala está llena siempre. El público lo aplaude de pie. Las risas desbordan.
Después de tres meses de gira por el país y Uruguay, desembarcó en La Feliz, y donde Bossi confiesa “ser y no parecer”. Es la primera vez que se muestra sin necesidad de recurrir a máscaras, vestuario o cualquier accesorio que lo acerque a las personalidades que suele imitar. “Hay una frase de Joaquín Sabina que dice: ‘Vida y obra van de la mano’. En mi caso también. Con el público fuimos creciendo parejos, ahora creo que están necesitando esto de mí. ¿Cuánto tiempo más iban a soportarme así?”, se cuestiona. “Hoy, tengo una mirada propia, es lo que más seduce”.
El camino fue largo. Ya lleva dos décadas de carrera aunque arrancó mucho antes con imitaciones “clandestinas” por su barrio. En 2020 se tuvo que bajar de los escenario de Kinky Boots, la comedia musical norteamericana adapta por Ricky Paskus, al declararse el aislamiento. Sufrió el encierro e incursionó en el streaming. Bossi Comedy Tour, una fusión de monólogos de humor, baile, stand up e imitaciones, con el acompañamiento de una orquesta en vivo, lo devolvió a los escenarios de la Costa Atlántica. “Es un show con mucho humor pero con crítica. El amor, la libertad, la tragedia convertida en comedia. Lo traducís al japonés y se reirían de las mismas cosas”, admite.
—¿Es un espectáculo que tuviste necesidad de hacer?
—No hay humor con contenido en el país; hay grandes ejecutores. Este espectáculo tiene un autor y director que es Emilio Tamer. Hay aplausos por lo que se dice y no por un chiste o un gag, eso es raro. Tengo la necesidad de decir, hacer algunas preguntas en voz alta, de crear conciencia y compartir la posibilidad de despertarnos. Es el espectáculo que más necesidad me genera hacerlo.
—Hay un abordaje de situaciones sociales cotidianas muy vinculadas a la pandemia. Se genera una empatía. ¿Creés que es la clave para hacer humor?
—La empatía se generó desde el vamos, cuando se creó una comedia planteada para este momento. Es la única en el mercado. Todas las comedias son hermosas, pero no hay nadie que hable de esto. Es una catarsis colectiva, y la gente lo elige porque lo necesita, de lo contrario no se entiende que en este contexto se llene tanto el teatro porque no viene de un éxito en Buenos Aires, lo diseñé para una gira de tres meses por el país. Lo tomo como un acto de rebeldía para aquellos que nos quisieron imponer una nueva normalidad sin contacto, sin besos, privados de ver a nuestra familia. Este devenir en masa al teatro es decir: ”¡No!, no nos van a digitalizar el corazón, no van a poder”.
—También hay música de todos los géneros y para todas las edades. ¿Es ahí donde te sentís más cómodo?
—La música es parte de la vida y tengo una relación fuerte. Es una parte graciosa porque se tocan todos los géneros, se hacen comparaciones. Como van muchos chicos jóvenes al teatro se ríen, porque cuando hacen una comparación de la realidad, de la cultura y las profundidades musicales que fueron perdiendo la melodía, y el contenido seguido de un abaratamiento de las producciones, se pone de manifiesto con amor y respeto, queda en evidencia.
—La deconstrucción del macho es un tema que se repite en el show. ¿Fue importante incluirlo?
—Soy un alumno de la reconstrucción. Ustedes son maestras, y estoy aprendiendo a deconstruir mi cabeza. Todo el tiempo me obligó a modernizar la cabeza, y estar a la altura de un joven de 23 años que viene a verme con todo el andamiaje. Con 47 años me exige una modernización de una forma de comunicar.
—¿En algún momento te cansa hacer reír?
—Amo profundamente mi profesión, pero la emoción es un músculo. Para subirme a un escenario la exigencia es grande. Trabajo mucho para estar una hora y 50 minutos. Tengo profesor de canto, clown, jazz, danza, yoga, personal trainer, llevo una alimentación saludable, ingiero recuperadores musculares, quemadores de grasa. En total tengo un equipo de 10 profesionales que me acompañen para subir a un escenario con tanta frecuencia durante todo un año.
—¿Qué humor te hace reír?
—Nada de lo que sucede en los medios. Me río con mis amigos, con mi tío Horacio, mi madre, Federico Hoppe. Me da mucha gracia y vergüenza. Hay algo que Alejandro Dolina define como el bovarismo, que en mis palabras es una sobrevaloración de uno mismo y reclama esa consideración. La parodia del artista me hace divertir mucho.
—Este 2022 cumplís 20 años de camino profesional. Una profesión que te eligió. ¿Con qué soñás?
—Me gustaría seguir recorriendo el mundo con mi manera de sentir la vida. Si puedo despertar conciencia, mejor. Los comunicadores y las personas que convocan tienen que ser parte del despertar.

Bossi para rato

La temporada de Mar del Plata continúa hasta marzo. En febrero, Bossi regresa a los ensayos con Kinky Boots. El 4 de marzo actuará por primera vez en Los Ángeles, Estados Unidos, de la mano del ciclo conducido por Dante Gebell. Ya lo hizo en Miami, y ahora llega esta segunda gran oportunidad frente al público extranjero. Imparable, se prepara para el streaming en una plataforma internacional donde será el protagonista durante siete capítulos. ”Son historias de amor, abordadas en diferentes estratos sociales y con elencos diferentes. Vuelvo a la actuación”.

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