¡¡¡Mas que nunca, Militante!!!

Hablar de militancia es hablar de sentimiento y de la lucha por mantener en alto la justicia social, la independencia económica, y la soberanía política, valores que hoy están en descrédito por las políticas de avasallamientos que tratan de imponernos sectores neoliberales y que nos llevan a situaciones lamentables.

La historia grande dice que el 17 de noviembre de 1972, el general Juan Domingo Perón volvió a la Argentina tras 18 años de exilio. Había dejado el país con el golpe de Estado recordado como la “Revolución Libertadora”, en septiembre de 1955. Para muchos compañeros, el 17 de noviembre es un símbolo de la resistencia y la militancia en esos casi 20 años donde el peronismo fue proscripto, por eso se celebra el Día del Militante.

En esa etapa, el país y sobre todo los más humildes, los trabajadores, los niños y ancianos, sufrieron mucho la ausencia del peronismo. Pero de ese dolor, la militancia mantuvo vivo el recuerdo y las enseñanzas de Perón y Eva Perón haciendo posible la vuelta del líder a la patria. El militante peronista excede los límites del Partido Justicialista, el militante es aquel que está en la calle, es aquél que muestra la doctrina con su vida y es aquél que no tiene límites».

 «Hoy esta fortalecido por la recuperación del Gobierno nacional, y ahora integra un verdadero consenso de ideas para que todos los militantes tengan el protagonismo que se merecen; es un buen momento para que las generaciones nuevas tomen un lugar. El que milita sabe que para ser militante debe sentir como propio el dolor y el problema del otro, y decirles que no hay cosa más hermosa que compartir con un compañero los mismos ideales y la misma concepción de vida. No nos dejemos vencer por ningún tipo de dificultades, la militancia tiene que ser lo que nos permita estar siempre unidos para lograr una argentina más grande».

Ser militante, es sinónimo de entrega, lucha, justicia, honra, solidaridad y acción. Esa posibilidad de ser y hacer, de transformar  la realidad, de crear nuevos derechos y alcanzar conquistas de las que ningún pueblo quiere retroceder; eso es mucho más de lo que un militante con vocación precisa para estar motivado.

Siendo gobernador, el compañero Gildo Insfran jamás dejó de militar; su compromiso con la doctrina, con los más desprotegidos, con su función institucional y, con su visión de provincia, lo convierten en un militante extraordinario, del que debemos estar muy orgullosos, y tomar como ejemplo histórico su esfuerzo, su grandeza, y su humildad.

Los nuevos tiempos imponen otros enemigos, con diferentes armas, y distintos rostros, pero sus ideales no cambiaron: la patria arrasada, el pueblo rendido, y la riqueza saqueada siguen siendo los objetivos. Por eso la figura del militante, primero en la línea de batalla, se agiganta en cada rincón del país.

La pandemia no puede ser una justificación para estar en la cama mirando la TV, es exactamente al revés: este virus armó el escenario para que el militante redoble su esfuerzo personal y su compromiso social para ayudar a superar esta batalla. En estos tiempos la lucha del militante, pasa por seguir recuperando no solo el sueño de una patria justa, libre y soberana, sino de que ese sueño se convierta en realidad.

La pelea de soldados incansables de la igualdad, la libertad y la democracia, que continúan alimentando la llama inextinguible de la pasión que mueve al pueblo peronista.

José Omar Ayala

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