«Menos de arma de fuego, tenía todas las lesiones»: perpetua para una pareja que torturó y abusó de una nena hasta matarla en Tigre

Emma tenía solo 5 años cuando la encontraron asesinada en agosto de 2018 en una casa de la localidad bonaerense de Don Torcuato, en Tigre. Esta semana el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de San Isidro condenó a la madre de la víctima, Fernanda Navarro, y a la pareja de la mujer, Sebastián Ávalos, a la pena máxima.
Este lunes los jueces Verónica Di Tommaso, Maximiliano Savarino y Pablo Rolón encontraron culpable a la pareja de homicidio agravado por ensañamiento -en carácter de coautora-, que a su vez se agrava por el vínculo que concurre en forma real con el de abuso sexual agravado por acceso carnal, calificado por haber sido cometido por el encargado de la guarda y por haberse aprovechado de la situación de conviviente con un menor de 18 años. Por todo esto, el fallo al que tuvo acceso La Nación fue igual de contundente: prisión perpetua.
“No puedo olvidar ese hecho”, sostuvo el jefe del Cuerpo Médico Forense de la policía bonaerense en el Departamento Judicial de San Isidro, Federico Corasaniti, quien participó del debate. “Es raro que los médicos forenses recordemos peritajes. Sucede por trascendencia mediática o como en este caso, por la escena. La niña era un tratado de lesionología (sic). Menos de arma de fuego, tenía todas las lesiones”, dijo. De esta manera se refirió el experto al estado en el que murió la menor, a la que encontraron desnutrida, abusada, golpeada y con más de 100 lesiones, entre otras, quemaduras hechas con cigarrillos.
“La niña no tenía mala nutrición, sino que tenía un estado de desnutrición aguda, que impacta en retardos en la talla, o alteraciones óseas; no tenía tejido adiposo, prácticamente. Una vez que la desvestí, verificamos un estado de adelgazamiento extremo. Para los cinco años, un infante debería medir de un metro a metro y veinte, y pesar entre 18 y 25 kilos”, señaló Corasaniti. En cambio, Emma pesaba apenas diez kilos y medio.
Otro testigo que declaró en el juicio fue el comisario de la policía bonaerense Mauricio Derudi. Él también fue tajante al recordar el caso y señalar que en la casa donde vivían la víctima y los acusados había un perro de raza pitbull que “estaba mejor cuidado y alimentado que la niña”.
El otro momento dolorosamente destacado previo al fallo fue cuando el fiscal Callegari interrogó a la propia Navarro, la mamá de Emma. El funcionario judicial le preguntó cuál había sido el peor episodio de su vida y ella respondió: “Conocer a Ávalos”. Entonces, insistió y le preguntó cuál había sido el segundo peor suceso vivido. La mujer afirmó que había sido “la violación” de la que habría sido víctima cuando era más joven. En ningún momento, por más presión que hiciera el fiscal, mencionó siquiera lo que le había pasado a su hija, que en base al veredicto sufrió “lesiones por cigarrillos, cortes, planchazos y le sacaran cabello, que también perdía por la desnutrición”.
En su alegato, el representante del Ministerio Público, calificó el hecho como “aberrante” y que el único refugio para la niña era dormir. “Estuvo peor que en un campo de concentración”, subrayó. Después, los informes psicológicos terminaron de sellar la suerte de la mujer, al concluir que es “persona gélida, a quien no le interesa nada”. Tras la decisión de los jueces, Navarro pasará en la cárcel su cumpleaños número 33 en diciembre, donde también estará el resto de su vida.

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