Owen Wilson: entre el éxito, las drogas y un intento de suicidio por desamor

El humor es una forma de sobrellevar la vida, te permite resistir», dijo más de una vez Owen Wilson. Sin dudas, esa habilidad para hacer reír es lo que lo llevó a la cima del éxito y, en lo personal, lo que le permitió superar algunos momentos oscuros de su vida. Y si bien su nombre suele asociarse a la comedia, su talento camaleónico nos ha sorprendido en producciones con un tono más serio y profundo de la mano de directores como Wes Anderson o Woody Allen.
Conocido por películas como Medianoche en París, Los Rompebodas y Marley y yo, este actor y guionista -oriundo de Texas- no tenía en sus planes dedicarse al cine. Su verdadera pasión era la escritura y, a pesar de que ni se le cruzaba por la cabeza la posibilidad de pararse delante de una cámara, el artista logró triunfar en ambas facetas.
Sin embargo, cada vez que le preguntan si es un gran comediante o un gran guionista, él se define como «un gran luchador». ¡Y vaya que lo es! A pesar de ser uno de los actores más convocados y queridos de su generación, su vida privada tuvo muchos altibajos. Es que este rubio de curiosa nariz tuvo que luchar contra su adicción a las drogas, algunos fracasos amorosos y hasta un intento de suicidio, en el que estuvo a punto de morir.

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Así como estas situaciones lo sacaron de juego en más de una oportunidad, en el último tiempo el protagonista de Extraordinario sorprendió con su decisión de mantenerse lejos de los flashes hasta que llegue una propuesta que implique un nuevo desafío actoral. Y cuando estaba dispuesto a volver, la pandemia del coronavirus retrasó todos sus planes. Tras un año de poca actividad laboral y muchos hobbies, el íntimo amigo de Ben Stiller reaparecerá en escena con la comedia romántica The French Dispatch y se sumergirá en el Universo de Marvel, al unirse al reparto de Loki, una serie original de Disney+.

Con sello propio

Podría decirse que esa habilidad para hacer humor nació en Texas. Allí creció junto a sus hermanos, Luke y Andrew, con quienes compartía su pasatiempo favorito: imitar a Robert, su padre. Su talento para hacer reír era evidente, aunque Wilson también era conocido por sus enojos y peleas en la escuela. De hecho, su nariz fracturada (que años después se convirtió en un sello propio de su identidad) se debe a un enfrentamiento con un compañero del secundario y años después, a un accidente durante un partido de fútbol americano.
Pero en la Universidad de Texas (donde estudiaba Lengua y Literatura inglesa) no solo terminó de forjar su sello de distinción, sino que también conoció al director Wes Anderson, su compañero de cuarto con el que, sin saberlo, formarían una imbatible dupla en el futuro. Mientras trabajaba como mozo en un restaurant para costearse los estudios, su amigo le propuso escribir un corto cinematográfico con acción y humor delirante. Así surgió Bottle Rocket, un cortometraje de 1993 que, tres años más tarde, se convirtió en el largo Ladrón que roba a otro ladrón, opera prima de Anderson.
Como el presupuesto era escaso para contratar actores, Wilson decidió actuarla y también sumó al proyecto su hermano Luke. Al verla, los críticos destacaron no solo la originalidad del guion, sino también la frescura y el talento de Owen para la improvisación. Fue así como luego de este gran debut, la fórmula Wilson- Anderson se siguió repitiendo en éxitos como Los Tenenbaums: Una familia de genios (2001), Viaje a Darjeeling (2007) y El gran hotel Budapest (2014).
Fue en Los Tenenbaums, justamente, que Wilson trabó una entrañable amistad con Ben Stiller, iniciando así una de las duplas actorales más exitosas de Hollywood: Starsky & Hutch, Una noche en el museo y, claro, Zoolander son algunas de sus películas más recordadas.
Su carrera parecía imparable. Además del cariño de la gente, los productores se peleaban por tenerlo en sus proyectos y sus colegas rescataban lo buen compañero que era. De hecho, a su amistad inquebrantable con Stiller, se sumó la de Will Ferrell, Jack Black, Vince Vaughn y Steve Carrell, integrantes de ese grupo de comediantes exitosos al que la prensa apodó «The Frat Pack». Sin embargo, su vida personal estaba muy lejos de su ascendente presente laboral: los continuos fracasos amorosos, sus problemas con las drogas y hasta un intento de suicidio preocuparon a sus fans y a su entorno en más de una oportunidad.

Drogas, desamor
e intento de suicidio

Mientras Wilson se define como un hombre fiel y sensible cuando se enamora, sus romances siempre se caracterizaron por ser fugaces. Su primera novia famosa fue la cantante Sheryl Crow. Estuvieron juntos dos años pero una supuesta infidelidad por parte del actor arruinó la relación. Si bien ellos nunca revelaron los verdaderos motivos de la ruptura, cuando se separaron ella le dedicó una canción que asegura que «hay belleza en la liberación».
En el 2006, a este intérprete de ojos claros y sonrisa bondadosa le ofrecieron participar en la comedia Tres son multitud, junto a Matt Dillon y Kate Hudson. A pesar de los once años de diferencia, Owen se sintió seducido por su nueva compañera y no paró hasta conquistarla. Inmediatamente este romance llamó la atención de los paparazzis, quienes se encargaron de registrarlos en sus paseos en bicicleta o en sus caminatas por la playa.
Sin embargo, la fuerte adicción del actor a la cocaína y heroína -que data de los años ’90 y que lo ha llevado a rehabilitarse en dos oportunidades- comenzó a desestabilizar a la pareja. Tras tres años de rupturas y reconciliaciones, Hudson tomó sus cosas y se fue de la casa que compartían en Malibú pero sobre todo, se fue de su vida.
A partir de entonces, una de las etapas más oscuras y depresivas comenzó para Wilson. Las noticias sobre el nuevo romance de Kate con Dax Shepard no ayudaron y el actor -de risa fácil- atentó contra su vida. Una mañana del mes de agosto de 2007, su hermano Luke lo encontró en el baño principal de su casa, desvanecido y cubierto de sangre. El corte en sus muñecas y los frascos de somníferos vacíos eran indicio de su intento de suicidio.
El departamento de policía de Santa Mónica (California) divulgó un comunicado diciendo que un grupo de paramédicos respondió a un llamado de la casa del actor y la noticia transcendió rápidamente en los medios. «Una persona debió ser trasladada al hospital local para recibir atención médica», rezaba el escueto comunicado.
Una vez dado de alta, su recuperación siguió en el centro médico Cedars-Sinai, donde le realizaron un tratamiento de desintoxicación. «Está en buenas condiciones», expresó Cynthia Harding, vocera del centro. Y si bien se recuperó, ni él ni su familia quisieron hablar públicamente del episodio. «Con todo respeto les pido a los medios que me permitan recibir atención médica y curarme en privado durante este difícil momento», rogó en un comunicado la estrella, sin dar demasiados detalles de lo ocurrido.
«Owen no está bien psicológicamente, pero dijo que está agradecido de estar vivo», dijo una fuente cercana al actor, en declaraciones a la revista People. «Sabe que estuvo cerca de poner fin a su vida y está contento de haberse salvado. Básicamente, está en su casa, con gente mirándolo las 24 horas del día, los siete días de la semana», agregó luego de estar internado durante una semana.

El rompebodas

Tras varios meses alejado de los sets y las alfombras rojas, el actor retomó su vida y su carrera. Mientras volvía a participar en proyectos interesantes como Medianoche en París, dirigido por Woody Allen, el amor golpeó nuevamente a su puerta aunque, esta vez, la afortunada no pertenecía al medio. En 2011, Wilson no sólo confirmó su vínculo con Jade Duell (una azafata que conoció en pleno vuelo) sino que sorprendió con un anuncio inesperado: se convertiría en padre por primera vez.
«Es una experiencia hermosa y sorprendente, todos repiten que me va a cambiar la vida y empiezo a ver por qué», expresó cuatro días antes del nacimiento de su hijo, Robert. Dispuesto a resguardar su intimidad por completo (de hecho, nunca apareció con Duell en una alfombra roja o premiación), esas fueron las únicas palabras que Wilson compartió sobre su nueva vida familiar. Sin embargo, esa relación llegó a su fin poco tiempo después.
Para 2014, Wilson tenía otro anuncio para hacer: estaba a punto de convertirse en padre otra vez pero, en esta oportunidad, con su personal trainer Caroline Lindqvist. Y si bien se conocían desde el año 2007, la pareja decidió tener un bebé sin ningún sentimiento romántico de por medio. Fue la misma Lindqvist la que se encargó de remarcar que no estaba saliendo con el actor si no que simplemente ambos querían tener un hijo y decidieron hacerlo juntos. «Owen y yo somos muy buenos amigos y vamos a tener un bebé juntos. Realmente lo estamos esperando muy ansiosos», expresó en The Daily Mail, embarazada de seis meses.
En su momento, esta decisión revolucionó las portadas de las principales revistas del corazón, situación que volvió a repetirse en marzo de 2019 cuando los padres del pequeño Finn fueron vistos juntos entrenando en una playa de Miami. Al parecer, no se trataría de un affaire sino de la buena relación que ambos mantienen como amigos y padres del menor.

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