La Constitución en esencia es un contrato social entre quienes somos partes de una nación. En la historia nacional la Constitución, si partimos de 1853, fue objeto de diversas reformas: 1860, 1866, 1898, 1949, 1957 y la mas recientes en 1994. En esta ultima curiosamente los constituyente omiten siquiera una referencia a la Constitución de 1949, que fue suspendida por un simple bando militar en 1955.
Formosa, no obstante haber surgido como provincia en el marco de un gobierno democrático, una decisión tomada por el entonces Presidente Gral. Juan Domingo Perón, su constitución primera fue concebida sin la participación de representantes del Peronismo, a raíz de la proscripción política que regio entre 1955 y 1973.
La reciente decisión del Ejecutivo provincial de impulsar una reforma total de la Constitución formoseña es mucho más que un ajuste legal: es el blindaje necesario para proteger lo que tanto esfuerzo, sacrificio y lucha incansable ha costado construir.
En tiempos oscuros donde el anarcoliberalismo, encarnado por Javier Milei, y el regreso del neoliberalismo amenazan con arrasar los derechos de los más vulnerables, esta reforma se erige como una barricada, como la última trinchera de un pueblo que no está dispuesto a rendirse.
Desde la doctrina justicialista, el pueblo siempre ha sido el centro de toda política, y hoy esa esencia se ve amenazada por ideologías que pretenden poner el mercado por encima del hombre.
Milei, con su falsa bandera de libertad, esconde una cruel realidad: la libertad que predica no es más que la libertad de los poderosos para aplastar a los trabajadores, para despojar al pueblo de sus derechos y recursos.
Frente a este intento de saqueo, la reforma constitucional no es solo una actualización normativa, es un acto de resistencia y dignidad.
Perón nos enseñó que «donde hay una necesidad, nace un derecho», y hoy las necesidades del pueblo son más grandes que nunca. Con una clara visión del riesgo que vive todo el Pueblo Argentino, el Gdor. de nuestra provincia Dr. Gildo INSFRAN impulsa esta iniciativa de reforma para construir una suerte de escudo social para preservar los derechos laborales, los de cuarta generación, y la soberanía sobre nuestros recursos naturales deben estar escritos a fuego en nuestra Constitución.
No podemos permitir que las conquistas sociales se desvanezcan bajo el peso de un sistema que nos quiere convertir en piezas descartables de un engranaje financiero. Esta reforma es el escudo social para proteger la dignidad de todos los formoseños, por lo que todas las organizaciones libres del pueblo y dirigentes sociales debemos participar y acompañar esta decisión clave para el presente y futuro de quienes habitamos en Formosa.
No olvidemos que en 1949, nuestra Constitución nacional plasmó la justicia social, y que luego ese faro fue apagado intencionalmente por quienes quisieron borrar el legado de Perón y Evita, y no se volvió a encender en la reforma de 1994.
Hoy, frente a un nuevo intento de sometimiento, es el momento de encender nuevamente esa luz. En la provincia, las reformas de 1992 y 2001 fueron pasos importantes, pero esta nueva propuesta es decisiva: es la garantía de que nuestros derechos no serán entregados en bandeja a los especuladores.
El justicialismo siempre ha puesto al pueblo en el centro de la historia, y hoy esa historia está en juego.
El anarcoliberalismo de Milei no es una simple propuesta económica, es un cáncer que pretende devorar todo lo que hemos logrado.
Su modelo no es libertad, es el sometimiento de las mayorías al poder de los mercados. Y frente a eso, nuestra única respuesta debe ser la unidad y la firmeza.
Esta reforma constitucional es mucho más que un acto legislativo, es un compromiso con las futuras generaciones. Porque si hoy no defendemos nuestros derechos y nuestros recursos, mañana solo quedarán las ruinas de un país que alguna vez fue libre.
Parafraseando a Evita, «el justicialismo no se aprende ni se proclama, se comprende y se siente», y hoy sentimos en cada fibra de nuestro ser la urgencia de esta reforma como un escudo contra el saqueo.
Esta es la oportunidad de demostrar que el pueblo formoseño no se doblega, que frente al avance de las políticas de ajuste y despojo, nuestra provincia es un bastión de dignidad y justicia.
No permitamos que nos arrebaten lo que nos pertenece: nuestros derechos, nuestro trabajo, nuestra tierra.
Porque, como nos enseñaron Perón y Evita, la Patria es el otro, y nuestra Constitución es el contrato social que protege a todos los hijos de esta tierra.
Lic. Faustino C. Duarte
Pdte CEPF