Atlético de Madrid goleó al Real Madrid en el derbi

Con un show unipersonal de Julián Álvarez, los Colchoneros derribaron a unos irreconocibles Merengues. Madrid se ha teñido de rojiblanco. Celebra con alivio el Cholo, se alarma Xabi.
«Cada clásico es una historia aparte». Una de las frases más típicas en la historia del fútbol. Quién no ha escuchado esas palabras alguna vez. Muchos protagonistas, con su respuesta predeterminada puesta en el casete, la replican una y otra vez. Es un cliché, pero un cliché más que real. Sino indaguen en lo ocurrido en el derbi madrileño Atlético de Madrid vs. Real Madrid de un sábado 27 de septiembre del 2025…
Se enfrentaban dos equipos que lo único que compartían era su residencia en tierras madrileñas. Había uno que llegaba con serios cuestionamientos hacia su entrenador, víctima de un juego poco convincente, alternando buenos con malos resultados. En el otro lado, había un técnico afianzado por un invicto de seis encuentros que lo colocaba líder de La Liga de España. Uno no lograba hacer brillar a todas sus estrellas en conjunto, el otro las iba llevando a su mejor versión con el paso de los partidos. El primero era el Atleti del Cholo Simeone. El segundo eran Los Merengues de Xabi Alonso. ¿Qué ocurrió dentro del Riyadh Air Metropolitano? Una ficción llamada realidad.
Desde el primer minuto se veía una dinámica distinta a lo visto en el comienzo de la temporada 2025/2026. En vez de sufrir la presión de ser locales, los Colchoneros salieron hambrientos al verde césped, listos para someter a un adversario que históricamente les había proporcionado fuertes tristezas. No les dejaron respirar en los 90 minutos. Cada un jugador visitante, había dos suyos. El plan siempre fue el mismo y se siguió a la perfección, salvo un espejismo que los había puesto 1-2 en la primera parte.
Ni los gritos de Kylian Mbappé y Arda Guler movilizaron las capas de un Atleti que, durante los choques pasados, había exhibido cierta debilidad al reaccionar hacia los golpes recibidos. Cayeron, se levantaron y derribaron a un combinado blanco incapaz de defender, atacar o, simplemente, hacer pie.
Xabi buscó sorprender en la previa: sacó a Franco Mastantuono y le dio lugar al regreso de Jude Bellingham a la titularidad. Le erró. También buscó modificar la dinámica en medio del partido al hacer ingresar a la joya argentina, pero hizo salir a Guler, quien conectaba a su medio con la delantera. Le erró, otra vez. Cada decisión fue fallida. Los nervios de su primer derbi como director técnico del Real Madrid le ganaron a la capacidad táctica que lo llevó a ese cargo. Había avanzado varios lugares en su tablero. No retrocedió todos por una caída. Aunque fueron varios, por las formas y el contrincante al que se medían.
Los pecados de novato de Xabi quedaron aún más por la experiencia de Simeone en esta clase de partidos. Apostó por Alexander Sorloth -venía de una expulsión ante Mallorca el pasado domingo- desde el inicio y le pagó con el tanto del 2-2. Colocó una férrea dupla Koke-Barrios que le impregnó intensidad a su mediocampo. Neutralizó a Mbappé tanto con Lenglet como Le Normand (autor del 1-0). Y, por sobre todas las cosas, volvió a dejar a Julián Álvarez, sin sentarlo en el banquillo y permitiéndole brillar como lo hizo en el complemento mediante dos goles de pelota parada -un penal y un golazo de tiro libre- que se quedaran enmarcados en la memoria de cada aficionado.
La capital se ha teñido de rojiblanco, mientras que el Cholo comenzó a divisar ese camino al que seguir si se desea competir al máximo en todas las competiciones y soñar con las consagraciones. Xabi Alonso, en cambio, recibe un baldazo de agua fría que lo obliga a hacerse replanteamientos sobre el futuro.

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