A no ser por alguna marcha menor o cacerolazos, las protestas que comenzaron el 18 de octubre del año pasado y desde entonces se superaron cada día en número desaparecieron de la primeras planas en Chile. La Plaza Italia, rebautizada Dignidad por los manifestantes, quedó de repente vacía de su nuevo himno, “El baile de los pobres”, de los abrazos otrora impensados entre los hinchas de Colo Colo y la Universidad de Chile, de las lesiones en los ojos y de la represión hasta la muerte. Hoy, a más de dos meses de declarado el estado de excepción, la posibilidad de celebrar un plebiscito constitucional, la promesa política que sedujo a la calle en el momento de mayor fragor, se aleja en la medida en que el número de infectados y muertos por Covid-19 se incrementa.