
El requerimiento del Gobierno de Javier Milei para lograr un préstamo extraordinario del Departamento del Tesoro genera, por estas horas, una dicotomía en el entorno de Donald Trump entre el ala que aborda la cuestión bajo una lógica política, encabezada por el asesor de la Casa Blanca Stephen Miller y la secretaria de Seguridad Kristi Noem y el enfoque de corte más pragmático que es compartido por el secretario de Estado Marco Rubio y su par del Tesoro Scott Bessent
Los primeros creen que Milei es el principal aliado de Washington en la región y que por eso resulta imperioso acudir en su rescate con un crédito que impida que el oficialismo argentino quede fulminado en las elecciones del mes que viene. Más aún luego que Trump perdiera la relación con Brasil, el país más importante de Latinoamérica, por su pelea con Lula.
«Trump ya perdió a Brasil, no se puede dar el lujo que fracase Milei», afirmó a LPO un diplomático que conoce de cerca el mundo del republicano. La tesis que empuja este sector es que Argentina se ha convertido en un socio a preservar dada la mala relación con Brasil y la compleja relación con el México de Claudia Sheinbaum.
Miller, el arquitecto de la política anti migratoria que ejecuta Noem en sintonía con la fiscal Pam Bondi, es el hombre en el Ala Oeste que mejor representa al movimiento «Make America Great Again» y el principal interprete en el entorno de Trump de lo que quieren las bases del Partido Republicano. En el segmento latino de ese electorado, cada vez más distante a los demócratas, Milei es una figura conocida.
En la sintonía opuesta aparece Rubio. El secretario de Estado defiende la tesis que Estados Unidos no debe operar políticamente en elecciones de otros países. De esa idea proviene una circular que emitió en abril que pide a los embajadores estadounidenses mantenerse al margen de los procesos electorales y evitar cualquier tipo de declaración sobre la calidad de las votaciones.
El segundo de Rubio, el abogado Christopher Landau, se lo dijo a algunos periodistas en Washington hace dos semanas a partir de los interrogantes sobre si Trump removería a Nicolás Maduro del poder: «No podemos ir por el mundo eligiendo gobierno a conveniencia, cuando eso se hizo siempre nos salió mal».
Landau entiende que el riesgo mayúsculo del drama argentino sería desembolsar recursos y que luego, igualmente, se pierdan las elecciones a manos del peronismo.
El revés de Milei en la provincia de Buenos Aires marcó el quiebre de una racha que venía siendo ganadora para el interés regional del Departamento de Estado: el triunfo de Daniel Noboa en Ecuador, la baja concurrencia a la elección judicial mexicana y la caída de la izquierda en Bolivia debía ir acompañada del avance del oficialismo argentino que ahora está en duda.
El escenario de un colapso institucional de Milei está presente en Estados Unidos, algo de lo que puede dar fe el exasesor de la Casa Blanca para América Latina Juan González, que estuvo unos días en Buenos Aires y recibió diversas consultas, de colegas con despacho en Washington, que le preguntaron sobre el futuro de Milei.
El apoyo a Argentina, además, sería una parada compleja para Rubio cuando llegue el momento de explicar en el Capitolio por qué se auxilia a Milei mientras se abandona a Ucrania, Taiwán o Corea del Sur, aliados clave en tableros estratégicos de la geopolítica.
La impactante sucesión de notas negativas en los principales diarios de Estados Unidos, con gran despliegue, sobre los casos de corrupción que complican a Karina Milei, se entienden en Washington como una derivada de las discusiones internas de la administración Trump sobre que hacer con Milei.
En el Departamento del Tesoro las objeciones son de corte más específico y tienen que ver con la conducción de la cartera de Economía en Argentina. La imprudente frase de José Luis Caputo de esta semana de que venderá «todos los dólares que hagan falta» para defender el valor del dólar en el techo de la banda, es rechazada tanto por el Tesoro como por el FMI, que están cansados que los dólares que giran a la Argentina, el ministro los use para financiar la fuga de divisas de la Argentina. Si se concreta, es probable que el desembolso del Tesoro exija además de garantías líquidas, un cambio en la política
En el medio de ambas corrientes aparecen alternativas. Una posibilidad sería la de anunciar un apoyo a Argentina en tramos y sujeto a ciertos objetivos y al visto bueno del Congreso en Washington. De ese modo Milei tendría su foto con Trump en Nueva York y una promesa de respaldo que debería apaciguar el nerviosismo financiero que domina la escena porteña. Una promesa que , como tantas del republicano, luego podría no concretarse por cuestiones de política interna de Estados Unidos.