Formosa, una ciudad «asfixiada» por la propaganda política de los candidatos

La capital de la provincia de Formosa es una de las ciudades más afectadas por la contaminación visual provocada por la propaganda política. En cada esquina, en cada pared, en cada poste, se pueden ver carteles, afiches, pasacalles y pintadas con los rostros y los slogans de los candidatos que compiten por los cargos públicos.


Esta invasión publicitaria no solo atenta contra la estética y la identidad de la ciudad, sino que también genera un impacto negativo en el medio ambiente y en la salud de los habitantes. Según expertos, la contaminación visual produce estrés, ansiedad, irritabilidad, fatiga visual y distracción, lo que puede afectar el rendimiento laboral, académico y social de las personas.


Además, la propaganda política se convierte en basura una vez que terminan las elecciones, lo que contribuye al deterioro del espacio público y al aumento de los residuos sólidos urbanos.
Muchos de estos materiales no son reciclables ni biodegradables, por lo que representan un riesgo para la flora y la fauna locales.


Ante esta situación, los ciudadanos reclaman a las autoridades y a los partidos políticos que respeten las normas vigentes sobre el uso del espacio público y que retiren la propaganda una vez que finalicen las campañas.


Asimismo, piden que se promueva una comunicación política más responsable, ética y creativa, que utilice medios digitales y alternativos para llegar a los electores sin contaminar el ambiente.


Existen otras formas de comunicar la política sin contaminar el ambiente, como por ejemplo el de usar medios digitales y redes sociales para difundir los mensajes y propuestas de los candidatos, aprovechando las ventajas de la tecnología y la conectividad.


También se pueden aplicar criterios de ecodiseño y sostenibilidad en la elaboración de la propaganda física, utilizando materiales reciclables, biodegradables o reutilizables, y reduciendo el tamaño y la cantidad de los mismos.

Respetar las normas y los espacios destinados a la publicidad política, evitando colocar carteles o afiches en lugares prohibidos o que afecten el patrimonio cultural o natural.
Sería útil que se retire la propaganda una vez que terminen las campañas, asumiendo la responsabilidad de limpiar el espacio público y gestionar adecuadamente los residuos generados.

Si bien el municipio capitalino en anteriores campañas políticas realizó la limpieza de la ciudad y recupero parte de los materiales que se utilizaron, sería necesario que los partidos políticos que nos “taparon de carteles, cartelotes y cartelitos” se hagan responsables de “su mugre” y nos devuelvan a los ciudadanos la ciudad limpia que nos merecemos.


Debemos fomentar una cultura cívica y ambiental entre los ciudadanos, los partidos políticos y las autoridades, promoviendo el respeto al medio ambiente y el derecho a un entorno saludable y sostenible.
Formosa merece una ciudad más limpia, más verde y más armoniosa, donde la propaganda política no sea una fuente de contaminación visual sino de información y participación ciudadana.

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