Tedeum: el arzobispo de Tucumán dijo que en el país «hay hambre de diálogo y de encuentro»

El arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez, afirmó que en el país «hay hambre de diálogo y de encuentro» y exhortó a recuperar esos valores para «superar las divisiones y enfrentamientos», al encabezar el tradicional Tedeum en la catedral de la capital provincial, del que participaron el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el gobernador Osvaldo Jaldo.
“Hay hambre de justicia y dignidad, de respeto y cuidado de la vida en todas sus etapas. Hay hambre de paz social, de respeto a la Constitución y de democracia auténtica. Hay hambre de diálogo, de encuentro y participación para superar divisiones y enfrentamiento”, dijo el prelado en la homilía de la celebración litúrgica en acción de gracias por un nuevo aniversario de la independencia.
Al inicio de su mensaje, Sánchez expresó: “Hoy celebramos un nuevo aniversario de nuestra independencia nacional, declarada en esta muy digna y benemérita ciudad de San Miguel de Tucumán el 9 de Julio de 1816″ y recordó que desde entonces “nos reunimos a orar por el país en la catedral de Tucumán y en las catedrales e iglesias de la Argentina para alabar a Dios y darle gracias por nuestra Patria”.
“También le pedimos su bendición, a fin de que la prosperidad, el desarrollo y la dignidad alcancen a todos los argentinos”, añadió. En su homilía, el arzobispo señaló que “hoy nuestra Patria es un pueblo hambriento, desconcertado, preocupado, herido; en muchas familias falta el pan cotidiano y el trabajo digno; y ha crecido la pobreza. Jesús nos invita a compartir su cuidado y atención a la gente con nosotros, a los que tenemos el servicio de la autoridad: padres, maestros, gobernantes, profesionales, empleados, obreros, empresarios, religiosos, intelectuales, nos dice y nos repite: ‘Denles de comer ustedes mismos’“, reflexionó Sánchez.
“El secreto del milagro fundamentalmente es compartir con humildad, entrega y generosidad, saber poner lo propio en común, aunque sea poco, siempre se multiplica en el amor cercano, en la entrega del servicio a los demás para que llegue a todos”, sostuvo.
“Nuestros próceres, nuestros padres y nosotros soñamos con una Argentina mejor. Hagamos realidad este sueño con nuestro compromiso cotidiano de compartir lo que somos y tenemos”, concluyó el arzobispo.

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