Con una caravana interminable y envuelta en el dolor despidieron a Braian Toledo en Marcos Paz

Un llanto desgarrador de su madre, acompañado por el quejido de su novia y el lamento generalizado del pueblo. Fueron los sonidos que quebraron el tenso silencio que invadió el hogar de Braian Toledo, el atleta que murió en la noche del miércoles. Algunas chicharras lejanas se hacían sentir bajo los rayos de sol que iluminaban la dramática escena, antes de la finalización del velatorio.
Las palabras del párroco Federico Lazarte completaron la extensa jornada en la que Marcos Paz despidió a su máximo ídolo. Cientos de autos conformaron una caravana interminable envuelta en el sentimiento de dolor y tristeza. Algunos vecinos se sumaron en bicicletas y motos, pero aquellos que no tenían los medios para seguir al cortejo fúnebre hasta el cementerio contaron con 4 buses que dispuso el municipio para que nadie se pierda la posibilidad de darle su último adiós al héroe local.
“¡Un fuerte aplauso para el campeón!”, gritó un hombre de unos 50 años incitando al resto de los presentes, al mismo tiempo que los bomberos hicieron sonar su sirena. Mientras tanto Rosa, la mamá de Braian, no pudo controlar sus nervios y debió ser asistida por personal del SAME.
Por ironía del destino, los organizadores tuvieron que improvisar un recorrido ajeno al programado “porque las lomas de burro de la calle Güiraldes impidieron el paso del coche principal”. La construcción de un inmenso reductor de velocidad en la Ruta Provincial 40 fue la principal causa de la muerte de Toledo.
El pueblo salió a la calle para homenajear a Toledo. Los que no se sumaban a la caravana, aplaudían desde las puertas de sus casas cuando los vehículos pasaban por allí. Una escala previa por la pista de atletismo donde el deportista se entrenaba cuando estaba en sus pagos fue la última parada antes de arribar al cementerio. Hoy el centro municipal de alto rendimiento de Marcos Paz lleva el nombre de Braian Toledo.
Una delegación del Comité Olímpico Argentino liderada por Gerardo Werthein aguardó la llegada del cuerpo. Envuelto en la bandera olímpica, los atletas más cercanos al joven que se destacaba en el lanzamiento de jabalina recibieron a Braian y lo trasladaron donde descansará para siempre. Cada paso era acompañado de una multitud que caminaba sin pausa por el resto de las tumbas hasta llegar al destino deseado.
La llamativa escena de la gente caminando entre las cruces partidas, pastizales crecidos y (en algunos casos) la tierra todavía removida por un entierro reciente paralizó la relación tiempo-espacio para simular una realidad alternativa. “¡Mirá dónde te vengo a dejar Negrito mío!”, gritó la madre en medio de su llanto, al mismo tiempo en el que su novia, Sofía Lamarque, exigía “¡Que no se lo lleven!”

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