El Obispo Conejero se pronunció tras la protesta y represión del viernes y pidió «buscar la paz»

El obispo de Formosa, José Vicente Conejero, «en nombre propio y de la iglesia que peregrina en la provincia», se expresó tras la represión ocurrida en la ciudad capital el último viernes que terminó con heridos y detenidos, durante la protesta por la vuelta a la Fase 1.
«En nombre propio, de la Iglesia que peregrina en Formosa y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad que habitamos en esta tierra del costado norte de la Patria, limítrofe con el vecino y fraterno país de Paraguay, queremos agradecer de todo corazón vuestra oración y mensaje de cercanía fraterna y de solidaridad en estos dolorosos momentos que vivimos», expresó.
«He querido encabezar estas líneas con nuestro lema pastoral diocesano de este año 2021, lema que desea expresar nuestra firme fe en Jesucristo, Señor y único Redentor de todos; pues, la presente situación que vivimos es una ocasión propicia para confesar nuestra fe y ser testigos de Jesús crucificado y resucitado. Su Espíritu nos hace recordar su enseñanza y su vida: felices los que tienen alma de pobres, los pacientes y afligidos, los que tienen sed de justicia, los misericordiosos, los puros de corazón, los que trabajan por la paz, los perseguidos por practicar la justicia, los perseguidos. Él, que pasó haciendo el bien y curando a todos, nos ha dejado un ejemplo a fin de que sigamos sus huellas», pronunció Conejero.
«Desde hace décadas la paz y la justicia social son los dos grandes signos y más importantes problemas de nuestro tiempo (Mensaje PP. Conciliares, 21-X- 1962-nn. 12-13; OA 2); y el Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que la aspiración profunda de la justicia social debe fundamentarse en el respeto de la dignidad transcendente del hombre: la igual dignidad de las personas humanas exige el esfuerzo para reducir las excesivas desigualdades sociales y económicas. Impulsa la desaparición de las desigualdades inicuas (CEC n. 1947). Pues, no nos quepa la menor duda, de que tanto estas desigualdades, como la avaricia, raíz de todos los males… y de innumerables sufrimientos (1Tim 6,10), inciden en esta situación formoseña».
«Busquemos la paz, erradiquemos toda forma de violencia, cooperemos en instaurar la fraternidad universal; así, como nuestro querido Papa Francisco, estos días en Irak, y nosotros, en Formosa, en Argentina, y en el mundo entero», manifestó.
Asimismo, agradeció nuevamente «a los miembros de la Comisión Episcopal Ejecutiva, en representación de todo el Episcopado Argentino y, en particular, a mis hermanos Obispos de la Región del Nordeste que, todos ellos nos han hecho llegar su oración y palabras de consuelo».
«María, madre de Jesús y de la Iglesia, y San José, custodio del Redentor y esposo de la Virgen, nos protejan y defiendan de todo mal», finalizó su mención.

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