La cuarentena se extiende y provincias podrán flexibilizar nuevas actividades

El presidente Alberto Fernández dijo que «estamos lejos de decir que esto está terminado» aunque destacó que «hemos avanzado mucho» pero esto «no quiere decir que está resuelto el tema», en una presentación desde la residencia de Olivos.
Aseguró que su «mayor preocupación es que el día después de la pandemia, la economía vuelva a recuperar su actividad tan pronto se pueda».
Destacó que «hemos logrado el objetivo que les señalé el primer día: lograr que el contagio por coronavirus fuera más lento para poder prepararnos» y destacó que actualmente el país cuenta con mas de 700 respiradores nuevos.
El jefe de Estado afirmó, al anunciar en la residencia de Olivos la extensión del aislamiento social, preventivo y obligatorio hasta el 10 de mayo, que «hay un riesgo en los grandes centros urbanos como Rosario, Córdoba, Buenos Aires, Resistencia y Ushuaia», y dijo que «los grandes conglomerados son un tema singular porque se concentra gran parte de la epidemia.
Fernández sostuvo que en las ciudades de «más de 500 mil habitantes seguirán las restriccciones como hasta hoy», en la tercera etapa de la cuarentena que comienza el lunes, y que las localidades que tienen menor cantidad de población «pueden empezar a ser exceptuados», pero deben cumplir con cindo requisitos para ello.
«Pasamos de un aislamiento estricto a un segundo momento con un aislamiento administrado y ahora empieza esta tercera etapa», en la que «dejamos en manos de autoridades provinciales manejo de que actividades se pueden abrir», dijo Fernández en un mensaje desde Olivos, en el que adelantó que «vamos a permitir que hasta la mitad de la población ya se movilice».
El Presidente señaló que el Gobierno nacional hará un «seguimiento estricto de la pandemia» en los distritos donde se abrirán excepciones y advirtió que «si se desbordan los números o las exigencia dejan de cumplirse vamos a poder dar marcha atrás con la decisión provincial».
Además, anunció que «vamos a seguir sin clases, sin la administración pública y sin actividades recreativas ni espectáculos».
Adelantó que el gobierno nacional «va a autorizar que cualquier persona pueda salir un radio de 500 metros fuera de su casa con fines de esparciamiento».
«Se trata de una hora diariamente y en un radio de 500 metros. Los niños pueden salir acompañados por sus padres, y los adolescentes solos», dijo el mandatario en un mensaje desde Olivos, en el que resaltò la necesidad de mantener el protocolo establecido para evitar contagios.
El presidente Alberto Fernández dijo que «nos abrimos a un nuevo desafío» y pidió a la población que «todos entendamos que estamos en nueva etapa»
«Tenemos prevista dos etapas más hasta llegar al final del tiempo en que todo quede liberado», dijo el mandatario desde Olivos y solicitó que, «en toda actividad que se inicie», sean tomados «todos los recaudos necesarios para minimizar posibilidades de contagio».
Fernández dijo que «nos abrimos a un nuevo desafío» y pidió a la población que «todos entendamos que estamos en nueva etapa»
«Tenemos prevista dos etapas más hasta llegar al final del tiempo en que todo quede liberado», dijo el mandatario desde Olivos y solicitó que, «en toda actividad que se inicie», sean tomados «todos los recaudos necesarios para minimizar posibilidades de contagio».
Agradeció «a cada argentino por haber entendido lo que queremos hacer, cuidar la salud de los argentinos», y dijo que «la salud nos ha unido a todos, sin marcar diferencias».
«Les doy las gracias; sigamos juntos, trabajando unidos; así, vamos a poder salir mucho más rápido y con menos dolor de este tiempo que nos ha tocado vivir», afirmó

Cronología

A partir del lunes, el país ingresará en una etapa de cuarentena «focalizada» por la pandemia de coronavirus, pero seguirá siendo estricta en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano boanerense, donde vive casi el 40% de la población y se dan la mayoría de los casos de contagio, en contraste con algunas provincias en donde hay menor circulación del virus, en las que se suavizará la medida en determinados sectores productivos.
Desde el 20 de marzo, cuando el gobierno de Alberto Fernández estableció el aislamiento social, preventivo y obligatorio para desacelerar la propagación de la Covid-19 en el país, se atravesaron distintas fases: una primera estricta que se extendió hasta el 31 de marzo y luego fue prorrogada en una segunda instancia hasta el domingo 12 de abril; y una tercera parte «administrada» que comenzó el 13 y finaliza mañana.
Desde el lunes, el país atravesará un aislamiento «focalizado» o «jurisdiccional», que significa que -a pedido de algunas provincias, menos de la mitad de las 24- habrá flexibilización de actividades, como la obra privada o las profesiones de abogados y contadores.
El presidente Fernández respetó a pie juntillas las sucesivas recomendaciones del comité de expertos médicos, que lo asesora y que le recomendaron instaurar el aislamiento el 20 de marzo, con el lema «Quedate en tu casa», para preservar a la población frente a posibles contagios.
Así, todo el Gobierno dio un golpe de timón en los temas de agenda que tenía hasta ese momento y se encolumnó en bloque para afrontar la enfermedad, que ya causaba numerosas muertes en países como Italia y España, entre otras naciones del mundo.
Fernández y el ministro de Salud, Ginés González García, diseñaron una estrategia y una táctica direccionada a incrementar la red sanitaria de atención, al mismo tiempo que con la cuarentena y el distanciamiento social -la separación de al menos un metro y medio entre las personas- se buscó «aplanar la curva» y la posibilidad de un pico de casos. Esa meta resulta vital para que la red hospitalaria no colapse -como sucedió en Italia, por ejemplo-, en caso de incrementarse exponencialmente las internaciones y los establecimientos no den abasto con sus recursos.
En ese plano, el objetivo presidencial fue aumentar la capacidad de atención, para lo cual hasta se levantaron hospitales de campaña, mientras que las fuerzas armadas, las iglesias, los clubes deportivos y los sindicatos pusieron sus instalaciones asistenciales y hoteleras a disposición para recibir enfermos de coronavirus, de cara a tener preparado el sistema sanitario cuando llegue el pico de casos.
Esa explosión de contagios aún no puede ser mensurada científicamente por los principales epidemiólogos del país, pero se estima para junio, teniendo en cuenta la tendencia que viene manifestando el virus en los países donde está golpeando más, como Estados Unidos, Italia, España y Francia.
En una inédita medida en la historia local, el gobierno suspendió todos los vuelos internacionales y los de cabotaje, así como los micros y trenes por el interior del país, y solo pudieron circular en auto los que estaban exceptuados del aislamiento por pertenecer a algún servicio esencial, como policías, enfermeros, médicos y recolectores de basura.
En paralelo, el mundo empezaba a replicar algunas de las rigurosas medidas sociales de la «experiencia argentina», como la denominó Fernández y, también las iniciativas sanitarias, decisiones impensadas hasta un mes y medio atrás, cuando se desconocía en el continente americano la enorme velocidad de infecciones masivas que causaba la Covid-19. La casi virtual paralización de la actividad económica en el área metropolitana, tanto estatal como privada, ayudó al efectivo cumplimiento del aislamiento obligatorio en casas y departamentos, y las calles y avenidas de la ciudad se vieron desoladas.
La primera fase -cuando se pensaba que la cuarentena sería cuestión de pocas semanas- terminó el 31 de marzo, pero se decidió extenderla al correr como reguero de pólvora la noticia de las centenares de infecciones y muertes en Italia y España, los países que aún hoy mantienen la mayor cantidad de decesos tras los Estados Unidos.
Con el mismo protocolo diseñado por el Presidente -consultas a la tríada que constituye el comité de crisis de funcionarios del Gabinete, los expertos médicos y la opinión determinante del ministro de Salud y la de los jefes políticos de los 24 distritos-, la segunda etapa tuvo como característica común el refuerzo de los controles vehiculares y el cierre de más de la mitad de los ingresos a la ciudad de Buenos Aires, como así también de las fronteras nacionales. La tercera fase, que comenzó al 13 de abril, se adoptó también con el consenso de los expertos médicos y los gobernadores, con la intención del jefe de Estado de disponer la prosecución de la cuarentena de una forma «administrada», con la consigna de que «de una caída del PBI se vuelve, de la muerte no».
Con esa frase, Fernández marcaba el contraste de casos entre Argentina y los países donde el aislamiento fue parcial y leve, y ahora encabezan los ranking de muertes por coronavirus.
La cuarentena «administrada» significó el levantamiento de algunas restricciones, como de la obra pública estatal, fundamental para iniciar la etapa de la reactivación económica, que venía en estado de hibernación por la recesión heredada y que con el coronavirus se vio agravada. (Tèlam)

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