Otra Semana Santa con virtualidad, misas al aire libre y sin procesiones

Misas al aire libre o con número limitado de feligreses, actividades religiosas transmitidas por redes sociales, cuarentenas, restricciones en la circulación, hoteles cerrados, procesiones prohibidas y vedas nocturnas forman parte del paquete de medidas que los países que celebran Semana Santa adoptaron para evitar aglomeraciones que propicien contagios de coronavirus.
Casi sin distinciones, los países con mayoría de población católica se vieron obligados a adoptar restricciones que eviten alimentar el rebrote de contagios, por lo que si la Semana Santa de 2020 fue atípica, al menos habrá servido de experiencia para la de este año, que no será muy distinta.
La Conferencia Episcopal de España fue de las primeras en anunciar que “este año la pandemia del coronavirus nos hará vivir la Semana Santa confinados, pero el papa Francisco, los obispos y sacerdotes llevarán a nuestras casas las celebraciones litúrgicas, a través de las redes sociales y la televisión”. La CEE acordó con radio Radio COPE y Canal Trece una programación especial.
Desde el martes, en ese país es obligatorio el uso del barbijo “en todo momento en el espacio público”, en medio de restricciones que algunos consideran incoherentes, porque no puede haber viajes de una comunidad a otra, pero sí pueden ingresar al país los extranjeros que presenten un PCR. Habrá algunas iglesias abiertas con estrictas normas de bioseguridad.
En Francia, 16 departamentos (provincias) están confinados, entre ellos el que corresponde a París. Son restricciones de movilidad que afectan a 22 millones de personas y el resto de los departamentos tienen toque de queda desde las 19.
Esta semana se repitió por TV la imagen de la misa en memoria de la última cena celebrada el año pasado por el arzobispo de París, Michel Aupetit, desde las escalinatas de la iglesia de Montmartre hacia la bajada frente a la célebre construcción solo para que pudiera ser televisada. Buena parte de las celebraciones de estos cuatro días tendrán esas mismas características.
También Polonia tuvo su momento televisivo el año pasado y prometen repetirse este 2021: la cadena CNN hizo un informe sobre Mateusz Kielarski, un cura que confiesa en el estacionamiento de su parroquia en Varsovia, con barbijo puesto. Kierlaski repetirá su tarea, seguramente, porque el gobierno local decretó medidas más estrictas contra la pandemia para toda la Semana Santa.
Las nuevas restricciones –que incluyen el cierre de guarderías y el preescolar, las grandes mueblerías y tiendas de artículos para el hogar, así como las peluquerías y salones de belleza- serán hasta el 9 de abril e incluyen, claro, la reducción del aforo de las iglesias.
Italia vivirá una Semana Santa en estricto confinamiento, del que solo se puede salir por urgencias o necesidades básicas, y con desplazamientos prohibidos entre regiones. Aunque el país está dividido por zonas de “colores”, durante el fin de semana de Pascua todo será «zona roja» y habrá cierre nacional del 3 al 5 de abril.
En Filipinas, las iglesias deben estar vacías y el presidente Rodrigo Duterte amenazó con cerrarlas por la fuerza si se intenta dar misa. El gobierno volvió a bloquear esta semana el área metropolitana de la capital, Manila, y las provincias colindantes de Bulacan, Rizal, Laguna y Cavite –donde viven unos 30 millones de personas- por ser los focos del nuevo repunte de la Covid-19.
El regreso a un confinamiento más estricto durará al menos una semana, por lo que la Iglesia hará virtuales todas sus ceremonias.

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