Toloza denunció los guardapolvos «negros » de Fontex

El vicepresidente de la UCR formoseña y líder del movimiento UAL, profesor Carlos Toloza manifestó que la noticia de entrega de guardapolvos a estudiantes y docentes dada por Fontex, en principio parece ser buena, interesante e importante para la sociedad formoseña, como lo es la entrega gratuita por parte del estado de 110 mil guardapolvos, pero aclaró que «si se indaga de qué manera y a qué costo la empresa estatal FONTEX logra ese cometido, que se presenta como un gran logro de gestión, se descubrirá que se trata de trabajo esclavo en talleres clandestinos, situados en distintas locaciones del territorio formoseño, desde la capital al departamento Ramón Lista».
«El sistema de explotación laboral, es similar al que usan muchas empresas y fábricas textiles de Buenos Aires, que mandan a confeccionar sus prendas a los llamados (y allanados de vez en cuando por la justicia) «talleres clandestinos», la diferencia es que en Formosa los mismos están a la vista y son regenteados por el gobierno de Gildo Insfrán, por una empresa estatal bautizada FONTEX -Fondo Textil Formosa- y porque no son investigados ni allanados por la justicia, toda vez que se estaría ante el delito penal nacional de trata de personas», señaló Toloza.
Para fundamentar su denuncia, el dirigente radical citó al propio Horacio Cosenza, exfuncionario de comercio del gobierno provincial que implementó el Fontex y que supo informar: «el programa se diagramó teniendo en cuenta cada detalle y hoy vemos como dieron sus frutos, en especial para las 750 personas, asociadas a 52 Cooperativas distribuidas en 17 localidades, que han encontrado un espacio para desarrollar sus conocimientos y por supuesto generar ingresos para sus familias».
Y aclaró: «no se dijo que esas cooperativas no tienen personería cooperativa nacional, que a las costureras (madres e hijas en algunos casos) no se les da aportes jubilatorios ni obra social, tampoco seguro de riesgo de trabajo, que ‘el sueldo’ se paga por prenda cosida y que los espacios físicos en que funcionan no tienen habilitación municipal alguna».
También citó lo expuesto en un trabajo científico realizado en el ámbito de la UNAF por los docentes Sergio Sapkus y Fabia Giuliana, que en una de sus conclusiones se afirma:
«En Formosa, cerca del 90 % de las personas ocupadas en el Programa desempeña tareas de confección, y casi todas ellas son mujeres. Estas costureras laboran en pequeñas unidades productivas, encuadradas nominalmente como «cooperativas de trabajo», ejecutando tareas de escasa calificación, mientras que la administración y supervisión de producto están a cargo de otros eslabones de la jerarquía organizativa de Estado. La figura jurídica de «socia cooperaria» ubica a estas obreras fuera del derecho del trabajo y la seguridad social, y su actividad económica se encuentra regulada por el derecho civil o comercial. En este sentido, el Estado las contrata como «trabajadoras autónomas», bajo el régimen del monotributo.
«Una jornalera comenta en una entrevista: «trabajamos mañana y tarde algunas de las personas llevan trabajo a sus casas», explicó una de las costureras consultadas mientras aclaraba que trabajaba para la cooperativa dentro del programa Fontex (…) «Cobro por monotributo, me hice monotributista hace un mes aproximadamente y nos pagan con un recibo que no es un sueldo pero aún no tengo aporte jubilatorio» (…) «Nosotras ganamos según las prendas que producimos, cada una cobra su producción y trabajamos entre grupos de tres y se hacen guardapolvos en secuencias, el corte ya viene hecho desde Fontex, confeccionamos todo lo que sea costura recta y terminaciones de ojales, botones y empaquetado» «Como se desprende de la cita, dicen los investigadores, las condiciones de trabajo no solo son heterónomas, como veníamos señalando, sino que claramente corresponden a empleos precarios del segmento secundario de trabajo24. Trabajar como costurera del Fontex supone un empleo precario sin garantía de estabilidad, con prolongadas jornadas laborales en condiciones endebles, vulnerables e inciertas en cuanto a la permanencia en la actividad y la percepción de ingresos, con escasa protección legal y social».- ( extraído del trabajo de investigación «El circuito algodonero-textil en Formosa, Argentina 2003-2015»).
Carlos Toloza informó que la Planta Fabril de FONTEX se encuentra en el Parque Industrial, «allí se diseñan las prendas y se hacen los cortes correspondientes, que se entregan periódicamente a las costureras, que tienen la obligación de cumplir los trabajos en el tiempo que se les fija, según la cantidad de prensas que se les entrega». Afirmó además que si se enferman y no confeccionan prendas no tienen licencias ni se los paga sueldo, porque no han producido.
Añadió que «las costureras en algunos casos son reunidas en falsas cooperativas, que no cumplen ninguno de los requisitos exigidos por la Nación para ser reconocidas como tales, por lo que no tienen personería cooperativa nacional. A tal irregularidad, los funcionarios locales del área provincial de cooperativas, pretendieron y pretenden darle solución mediante el otorgamiento irregular e ilegal de una personería cooperativa provincial, por lo que son trabajadoras esclavizadas en talleres clandestinos cuyo dueño y explotador es el propio gobierno formoseño»
«Algunas ‘costureras domiciliarias’ ponen a trabajar en la máquina a sus propias hijas, algunas menores de edad y están sentadas largas horas de trabajo, en condiciones no adecuadas», expuso el dirigente.
Toloza afirmó que en el «modelo formoseño» se impone la concepción política y social de «es lo que hay, peor es nada» y «se obliga al ciudadano a aceptar trabajo esclavo, en las peores condiciones y no existen quejas y planteos de reclamos públicos porque funciona, como todos sabemos «el así nomás es» tradicional de nuestra mansedumbre provinciana».

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