La gente vocifera ¡hace mucho calor!, pero la madre tierra nos pasa factura por no escuchar el grito lastimero del planeta que nos ruega que lo cuidemos entre todos, responsablemente y a conciencia como sustentación de una conversión y real transformación de nuestro hábitat, más allá del derrumbe irremediable de la civilización materialista y hedonista que pareciera arrastrarnos hacia su propio caos.
Comentarios Facebook