En el Gobierno asumen que las peleas internas seguirán hasta el cierre de listas

El fuego cruzado entre la Casa Rosada y La Cámpora, y el complejo vínculo entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner generan preocupación en el Frente de Todos
El 24 de junio del 2023 se cerrarán las listas de candidatos en la Argentina. Diez días antes, el 14 del mismo mes, se deberán presentar las alianzas que competirán en las elecciones. Habrá PASO el 13 de agosto, elecciones generales el 22 de octubre y un posible balotaje el 19 de noviembre. Aún resta que la Cámara Nacional Electoral lo oficialice, pero ese sería el calendario electoral.
Desde ayer, sábado hasta la fecha en que se conocerán los candidatos nacionales faltan 15 semanas y media. En ese tiempo, según interpretan en las diferentes terminales políticas del Frente de Todos, los conflictos internos seguirán marcando la agenda política. Como una montaña rusa, habrá momentos más tensos y otros de una falsa paz.
En el peronismo tienen en claro que las diferencias entre la Casa Rosada, donde el poder lo tiene Alberto Fernández, y el kirchnerismo, liderado por Cristina Kirchner y su hijo Máximo, continuarán afectando la confianza, credibilidad y autoridad del gobierno nacional. Es un problema que no tiene solución en el corto plazo. Quizás no la tenga nunca.
La única posibilidad de que se aplaque la ira K es que el Presidente confirme, en privado o en público, que no será candidato este año. Por el momento, esa idea no está en los planes de Fernández, dispuesto a tolerar las embestidas mediáticas del kirchnerismo, a las que ya está acostumbrado. Como las críticas se volvieron sistemáticas y normales, el jefe de Estado las naturalizó y, en consecuencia, le afectan menos.
Con ese panorama, en el Frente de Todos están convencidos que la guerra interna recién se apaciguará cuando se defina el armado de las listas de candidatos. Las elecciones terminarán generando un ordenamiento obligado. Si eso no sucediera, el peronismo se fracturaría en la antesala de los comicios. Ese escenario no le conviene a nadie. Ni a Alberto Fernández, ni a Cristina Kirchner, ni a Sergio Massa. Todos pierden.
“La interna se acomoda con el cierre de listas. Ni el Frente de Todos ni Juntos por el Cambio se van a romper. La tensión seguirá hasta ese momento”, asumió un gobernador del PJ, que trabaja para que en la cancha electoral del peronismo haya un colega suyo compitiendo en las PASO.
Los gobernadores quieren un candidato propio y los únicos que asoman la cabeza por ahora son el actual jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el gobernador de Chaco, Jorge “Coqui” Capitanich. Hay muchos movimientos subterráneos. Sin prisa, pero sin pausa.
Fernández tiene intenciones de ir por la reelección aunque no lo diga en público. En la mayoría de los sectores que integran la alianza política creen que es un deseo sin sustento, porque el kirchnerismo ya lo condenó al ostracismo anticipado y porque su imagen positiva está muy lejos de aquel 70% que las encuestadoras registraron en abril del 2020, en plena pandemia.
Sin embargo, algunos dirigentes creen que Fernández sigue teniendo una carta clave en la mano: es el presidente de la Nación. “¿Cómo va a explicar “Wado” (De Pedro) en público que va a competir en una interna con el Presidente?
Lo mismo pasa con Massa. Si la economía mejora, Alberto va a decir que fue él el que eligió a Sergio y el que tomó las decisiones. ¿Sergio va a salir a explicar que en verdad fue él el que hizo todo? Es poco serio todo ese escenario. Inverosímil para el peronismo”, analizó un importante intendente del conurbano bonaerense.

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