Fito Páez y la rebeldía de los años 80:¿es el trap el nuevo rock nacional?

Con el estreno de la bioserie del autor de “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, resurgió el debate en torno a si los géneros urbanos ocupan hoy los zapatos del rock argentino. ¿Duki, Wos y Cazzu son los nuevos Charly, Spinetta y Cerati?
“¿Ya hicieron alguna nota sobre la serie de Fito y el paralelo entre la escena del rock nacional de ese momento y la movida del género urbano actual?”, escribió una usuaria de Twitter a días del estreno de “El amor después del amor”, la serie éxito de Netflix que aborda la vida del trovador del rock en ocho capítulos.
Protagonizada por Iván Hochman (Fito Páez adulto), Micaela Riera (Fabiana Cantilo), Gaspar Offenhenden (Fito Páez niño), Andy Chango (Charly García), Martín Campilongo (Rodolfo Páez, padre) y Julián Kartún (Flaco Spinetta), en poco tiempo se convirtió en una de las más vistas de la plataforma.
Ya en los primeros capítulos, se puede ver a un joven Fito melómano y de rulos largos frecuentando ambientes rockeros en el contexto de la última dictadura militar.
Desde Pedro y Pablo con “Marcha de la Bronca” o “Nos siguen pegando abajo” de Charly García hasta “Me gusta ese tajo” de Pescado Rabioso, el rock supo configurarse como un símbolo joven de libertad; aparejado con peinados típicos y formas de vestir particulares.
Para muchos esos zapatos los llenan hoy los referentes argentinos de los géneros urbanos: entre ellos, Duki, Cazzu, Dillom, María Becerra, YSY A, Nicki Nicole, LIT Killah, Catriel y Paco Amoroso.
Ya lo había dicho el rapero Trueno en 2020 en Sangría, su single colaboración con Wos: “Cuando escribimos los políticos tiemblan. Si Diego pone el centro, Batistuta mete el gol. Te guste o no te guste somos el nuevo rock and roll”, una frase que terminó de encender la polémica entre fanáticos de ambos géneros musicales.
“Yo me refiero a que somos el nuevo rock and roll en cuanto a representación. Somos la cara de la juventud, somos los voceros, los que bajan el mensaje al Pueblo; la voz de un montón de gente que capaz no tiene el medio para hablarlo y somos nosotros esa línea de comunicación”, explicó tras las polémica.
Y es que el éxito de los géneros urbanos en el país es innegable: así como su capacidad de convocatoria: la jujeña Cazzu de gira mundial por Latinoamérica, España y Estados Unidos, Paulo Londra y sus colaboraciones con el británico Ed Sheeran en Nothing on You y Noche de Novela, Nicki Nicole como primera argentina invitada al programa de entrevistas de Jimmy Fallon y por supuesto, el fenómeno Bizarrap.
El productor de 24 años tiene colaboraciones con referentes del universo urbano como Duki, Wos, Quevedo, Anuel, Nicky Jam, Residente, Nicky Jam, L-Gante y Tiago PZK. Su music session con Shakira llegó al HOT100 de Billboard y se convirtió en el primer argentino en sumar más de 50 millones de oyentes mensuales en Spotify.
“Estamos viendo el momento de mayor crecimiento y expansión del género urbano local, que pone a Buenos Aires como centro de la música de habla hispana, algo que no pasaba desde Soda Stereo en los años ‘80, cuando salieron a conquistar Latinoamérica”, aseguró Facundo Cruz, manager de artistas como Ca7riel, Paco Amoroso, Chita, Taichu y Lara91k.
La opinión de algunos de los grandes del rock nacional, como Charly García, es un tanto distinta. En 2018, cuando subió a recibir el Gardel de Oro por su álbum Random, un rato después de que Duki cantara Rockstar en ese mismo escenario, fue lapidario: “Quiero dedicar este premio a Carlos Gardel, María Gabriela Epumer, el Flaco Spinetta, el Negro García López, Prince, Cerati y hay que prohibir el autotune”.
“El tipo que accede a tocar cualquier cosa pensando que después va a hacer su música, se corrompe. El tipo que hace un conjunto porque es lindo o porque baila bien y no sabe un carajo de música, también”, opinó el ex Sui Generis sobre las nuevas formas de hacer música en otras declaraciones a prensa.
Pero no todos los referentes están de acuerdo. “La nostalgia en el rock me pudre, es infumable. Convierte el rock en una especie de cliché bastante absurdo, demostrar un estereotipo… Ya incluso se han hecho películas satíricas sobre el cliché y la nostalgia rockera. No me gusta la nostalgia en la vida, pero mucho menos en el rock como expresión artística. Protestar porque cambiaron los tiempos es absurdo y estéticamente fallido”, aseguró Andrés Calamaro en 2021 en diálogo con una revista mexicana.
Nuevos tiempos requieren nuevas rebeldías, esas rebeldías son las que pueden crear nuevas formas de arte.

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