Miguel Angel Solá habló del accidente que sufrió en Madrid: «Me cagó la vida»

Después de un 2020 signado por la pandemia y la inmediata interrupción de muchas actividades -entre ellas, las relativas al arte y el espectáculo-, los últimos meses venían siendo auspiciosos para el actor Miguel Ángel Solá.
“El año pasado fue una acumulación de deudas, que íbamos a empezar a pagar. En tres semanas ya habíamos llenado el teatro y teníamos una venta adelantada insólita en estos tiempos. Y Doble o Nada se había transformado en el espectáculo más recomendado de todas las redes. Significaba mucho dinero. Estábamos muy contentos”, dijo el actor en referencia a la obra que estaba protagonizando y que cada fin de semana se podía ver en los Teatros Luchana, en Madrid, ciudad en la que vive.
Pero de pronto, un accidente en la calle volvió a poner en suspenso las cosas. “Iba caminando con mi enana (N. de la R: se refiere a Adriana Solá Cancio, la hija que tuvo junto a la actriz española Paula Cancio). Yo le iba diciendo cómo me gustaba tener su mano en la mía cuando la llevaba al colegio. Y de repente, desaparezco de plano: me tropecé en un cosito de nada. Iba totalmente distraído, agarré el único pozo de esa avenida. Y me caí, sentí un dolor muy fuerte. Mi hija gritaba pidiendo que me ayuden, no me podía levantar”, le describió, de manera cinematográfica, a Marcela Coronel, en una entrevista para el programa radial Mientras Tanto (FM 89.5 Mucha Radio).
“Llamaron a la ambulancia, les decía que no me podía mover, me hacían preguntas rarísimas. No perdí el conocimiento. Me llevaron al hospital y fue durísimo”, prosiguió con el relato. “Me daban unos calambres terribles, con mucho dolor. Me encogían la pierna, me llevaban la rodilla hasta la mandíbula. Las contracciones de la pierna eran muy fuertes, unas 50 por día. Me hicieron una tomografía computarizada… En el estudio salió una rotura en la cabeza del fémur. Era espantoso. Me dieron de todo, me dieron hasta morfina y no había manera de que me calmara”, relató el actor de 70 años, transmitiendo el dolor de esos primeros instantes después del accidente.
En este punto, su estadía en la clínica -condicionada también por la pandemia: “Llevaba dos días internado en un hospital saturado por el coronavirus”, dijo el actor- se volvió toda una odisea. Así lo contó: “Me preparan para quirófano. Llevaba 12 horas sin comer ni tomar agua. Y, de repente, contraorden. Me traían un paño con agua. Al día siguiente, lo mismo: me preparan para el quirófano y otra vez se retractan. Me estaba muriendo de sed. Y luego me dicen que en el estudio la rotura no estaba clara. Tercera vez: me hacen otro estudio y determinan que no es operable”.
Finalmente, los médicos resolvieron aplicarle a Solá “un tratamiento conservador”: “Me voy a morir de dolor 5 o 6 semanas”, arriesgó.
Por estos días, se encuentra haciendo reposo en su casa: “Estoy muy cuidado, querido y mimado. Paula está cuidándome mañana, tarde y noche, parece Florence Nightingale”, bromeó en referencia a la célebre precursora de la enfermería profesional moderna.
“Y la enana que viene, me salta encima y me hace gritar. Soportó ver caer a su padre”, señaló respecto a la pequeña Adriana.

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