Otro paso hacia el no a los descensos y el sí a los 30 equipos en 2023

El coronavirus dejará en el fútbol argentino secuelas permanentes. Los dirigentes de los clubes de la Superliga calculan que el golpe económico será tan fuerte que empujará a varios al borde de la insolvencia. Por lo tanto, aprovechan el tiempo de aislamiento forzoso para idear soluciones a futuro que les permitan gastar menos.
La última fue debatida este viernes entre directivos de clubes medianos y chicos de la máxima categoría e incluye un cambio rotundo en el formato de los torneos: no habría descensos hasta 2023, año en que se definirían por ubicación en la tabla de posiciones del certamen y no por promedios.
Es un plan a largo plazo que contempla aumentar en forma progresiva el número de equipos hasta llegar a 30 en 2023, y que incluye sincronizar el calendario con los de los demás países sudamericano . «Tenemos que salvar a los clubes centenarios de esta pandemia que nos va a dejar en la ruina. Hay que buscar alternativas de las que jamás pensamos que íbamos a apoyar, pero tampoco nunca pensamos estar con los clubes cerrados por tiempo indeterminado y casi sin ingresos», manifestó a LA NACION uno de los participantes en la reunión virtual de este viernes. Tanto Marcelo Tinelli, el presidente provisorio de la Superliga, como Claudio Tapia, el presidente de la AFA, están al tanto de la propuesta y no la verían con malos ojos. Su colega de Boca, Jorge Amor Ameal, ya había adelantado públicamente que su idea era que se respetara lo que estaba pautado, es decir, que en esta temporada hubiera tres descensos.
Según los mentores del plan, podrían invertir en los planteles solamente aquellos clubes que aspiraran a competir en los torneos internacionales y que tuvieran espalda financiera para hacerlo. Los del medio de la tabla hacia abajo, según la iniciativa, pondrían en las canchas equipos de bajo presupuesto para comenzar a sanear sus finanzas. Habrá un efecto negativo claro: la competencia perderá talento. Los jugadores deberán decidir entre quedarse a jugar el torneo argentino con sueldos poco atractivos y alguna propuesta del exterior en moneda fuerte.

La hoja de ruta del fútbol argentino que se discutió en la videoconferencia contempla lo siguiente:
-Completar la Copa Superliga (definirá los clasificados para disputar los trofeos internacionales) desde que se pueda volver a jugar al fútbol y hasta diciembre de 2020. Que no haya descensos, pero sí control financiero a los clubes. Subirán dos equipos desde la Primera Nacional. El resto de las categorías deberá definir sus ascensos, pero en todos los casos no habría descensos.
-En 2021 habría 26 equipos en la primera A. Se jugaría un torneo anual de enero a diciembre, cuyo efecto colateral sería sincronizar el calendario con el de Conmebol, un viejo requerimiento de la entidad sudamericana. Tampoco habría descensos, pero sí controles financieros a los clubes. Dos ascensos desde la primera Nacional a fin de año.
-En 2022 se repetiría la fórmula, por lo que en enero de 2023 quedarían 30 clubes en la máxima categoría. Ese año volverían los descensos, que serían dos y no se definirían por promedio sino por ubicación en la tabla anual de posiciones.

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