Rubén Rada contó por qué nunca tomó una clase de música y regaló canciones en Olga

Rubén Rada visitó este lunes Olga. El artista uruguayo estuvo en Soñé que volaba, junto a Migue Granados, Sofi Morandi y Lucas Friedman, a quienes deleitó en vivo con su música, así como también a todos los espectadores que se acercaron a verlo y escucharlo desde la vereda del estudio. El conductor del programa ingresó junto a su invitado y lo presentó en la sección especial “Fogón con el Negro Rada”.
Durante la entrevista, el músico de 80 años improvisó temas con los tres tambores que había llevado y hasta le regaló una canción al stream. “No soy de robar letras. Estoy acá, por ejemplo, y empiezo a improvisar una canción para Olga”, aseguró y de inmediato entonó: “Olga, Olga, tú eres mi amor y mi alegría. Olga. Hoy estoy acá, mañana, ya, pero siempre vuelvo a ti. Olga”.
Migue respondió con una sonrisa y un agradecimiento y, sorprendido, le preguntó: “¿Pero tan fácil es hacer una canción para vos?”. “Es una pavada”, respondió el uruguayo que luego, miró al frente y al ver al público que se había acercado del otro lado del ventanal, le cantó: “Los chusmas de la ventana, ¿hasta cuándo van a estar? Cuando el candombe se termine, se tienen que ir a almorzar. Después que termine Olga, otros tipos ya vendrán, pero ninguno tan bonito como este Negro Rá”. E hizo una salvedad sobre el tema que acababa de cantar: “Rá porque Rada no entraba. Al final te cansás, ¿viste?”.
El compositor también aprovechó la oportunidad para reproducir algunos modismos uruguayos. “Vo’”, “Viste como es”, fueron algunos de los ejemplos que dio en un diálogo sobre sus pares, y agregó: “El uruguayo corta camino, no cruza por la esquina, sino por mitad de cuadra”.
Y dio detalles del barrio en el que vive y cómo es la relación con sus vecinos. “Yo vivo en calle Bulevar Artigas 928. Mi mujer se enoja cuando paso las direcciones, pero no es exactamente la dirección de mi casa, es unas cuadras”, aclaró y reveló el pedido que le hacen sus vecinos apenas llega a un lugar nuevo. “Negro, ¿no vas a tocar los tambores acá, no?”. Con lo cual, se ve obligado a alquilar una sala de ensayo. En tanto, contó que en su casa no tiene instrumentos, excepto un piano que le regaló a su hija Julieta, y que cada vez que va un músico de visita y planean tocar juntos debe avisar “uno por uno” a sus vecinos. “Mirá que mañana vamos a hacer ruido”, anticipa en el edificio.
“¿Qué rol tenés en el barrio?”, quiso saber Migue. “Soy el grone del barrio y nada más”, sintetizó el músico y agregó: “Entro, salgo, conozco a todo el mundo. Voy al supermercado, hablo con las veteranas, ‘qué caro que está esto’. Hablamos de todo”.
Mientras que cuando fue consultado sobre su rol en la música uruguaya, Rada se describió como un “defensor del candombe” y explicó: “Lo voy a decir es muy fuerte: el candombe lo trajeron los negros que llegaron al Uruguay. Se supone que venían de Portugal, de Angola, de Mozambique. Y al candombe, el tango, la milonga lo trajeron los negros al Río de la Plata. Pero como el candombe se tocaba en los quilombos, que son 10 categorías más abajo que un cabaret, y donde la gente va a atender físicamente, tocaban ahí. No le daban pelota al candombe. Cuando el hombre blanco comienza a cantar tango, imitaba a un payador uruguayo, era un tango milongón improvisado. El tango también tiene que ver con los negros porque la palabra era tangó”.
Por su parte, sostuvo que sus colegas muestran su música en la Argentina porque “en Brasil no te dan ni la hora”. “El brasileño es realmente muy fanático de su música”, indicó.
“Nunca estudié música en mi vida”, sorprendió Rubén Rada y agregó: “No sé nada de acordes, no leo partituras. Es todo oreja y vivir. Conozco a los músicos, aprendí el lenguaje con ellos”. Y volvió a entonar un tema. Esta vez, uno conocido por muchos: “11 y 6″, de Fito Páez.

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