No importa cuánto trabajemos, el sueño de la casa propia es cada vez más lejano para los argentinos sobre todo porque los sueldos están desfasados en cuanto a la inflación. Apenas llegamos a fin de mes con la mercadería y ni soñando se puede ahorrar. Qué triste que en un país tan rico y próspero, la miseria sea una cruda realidad.
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