El hospital de la Madre y el Niño celebró su 46º aniversario

Con gran concurrencia y la presencia del ministro de Desarrollo Humano, doctor Aníbal Gómez, ayer a la mañana, se llevó a cabo el acto por el aniversario 46º del hospital de la Madre y el Niño que, el 3 de agosto cumplió un año más de servicios a la comunidad.
También acompañaron la celebración, subsecretarios y directores del nivel central del Ministerio de Desarrollo Humano, directores del hospital de la Madre y el Niño, directores de los distintos hospitales y centros de salud de la provincia, jefes de los servicios y departamentos, y el personal de salud del Hospital de la Madre y el Niño.
El ministro Gómez, felicitó con orgullo al personal del hospital por el cumplimiento de un año más de vida institucional y por el valioso aporte que hacen día a día, a la salud pública de la provincia.
“A los directores y a todo el personal de este querido hospital de la Madre y el Niño, mis sinceras felicitaciones. Hoy, es un día de festejo. Para llegar a estos 46 años, ha transcurrido mucho tiempo y ha corrido mucha agua bajo el puente. Los más antiguos, el personal que está cumpliendo hoy más de 30 años de servicio, recordará muchas vivencias de los inicios de este hospital”, expresó el titular de la cartera sanitaria.
Rememoró que, en los primeros tiempos de vida, el nosocomio fue un hospital de salud mental y recordó con gran cariño y admiración a su impulsor “el reconocido y querido médico psiquiatra Eduardo Macedo, a quien podemos también hoy rendir homenaje, porque como otros, dio gran parte de su vida para que este hospital sea hoy lo que es. Y a pesar que fue perseguido por la dictadura militar, trabajó por sus sueños, con acciones concretas en pos de lograr una mejor calidad de vida para todos los formoseños y formoseñas”.
Aseguró que, quienes “estamos hace mucho tiempo recorriendo y viviendo la salud en nuestra provincia, conocemos la trayectoria, sabemos de dónde venimos, donde estamos parados hoy y hacia dónde queremos ir. Es fundamental entender de dónde venimos, porque el que se olvida de eso, difícilmente sepa dónde quiere llegar”.
Comentó que, como médico, tiene también más de 30 años en la profesión y que en los albores de su trabajo, en el interior “no teníamos asfalto, no teníamos energía eléctrica, ni comunicaciones, ni agua potable, ni colegios secundarios en nuestros pueblos, faltaban la mayoría de esos servicios”.
“Los hospitales eran pequeños salas, muchas eran taperas, donde había un enfermero y así era, prácticamente a lo largo de todo nuestro territorio. No teníamos medicamentos, teníamos que venir a la capital para buscarlos y solo podíamos llevar los más básicos, inyectables y algunos jarabes. Un solo médico atendía partos, a niños, a pacientes con fracturas o con heridas de arma de fuego y todo, con muy escasos recursos”, rememoró.
“Aún tenemos mucho por hacer”, sostuvo “y seguimos con el corazón caliente, el cerebro activo y los músculos tensos para seguir buscando una mejor calidad de vida para nuestra gente. Soy optimista, creo siempre en un futuro mejor, sobre todo, porque he vivido un pasado muy distinto a la calidad de vida que tenemos hoy».

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