Elecciones 2023: Juntos por el Cambio teje alianzas en busca del «voto evangélico»

Con el Pro a la cabeza, la principal alianza opositora apuesta a sumar dirigentes que pertenecen a un culto en expansión con el que se identifica el 15% de la población argentina
La mayoría de los dirigentes políticos evangélicos están dentro de Juntos por el Cambio, más precisamente en Pro. Incluso los partidos que nacieron como independientes, hoy forman parte de la principal coalición opositora, que teje alianzas en busca del “voto evangélico”. Cynthia Hotton, Walter Ghione, Gabriel Mraida, y Dina Rezinovsky son los principales dirigentes evangélicos del país. La mayoría son hijos de pastores de esas iglesias.
El 15% de los argentinos son evangélicos y es la religión que más creció en diez años, según la segunda encuesta sobre actitudes religiosas del Conicet. Según la Alianza Cristiana de las Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), hay 15.000 iglesias evangélicas a lo largo y ancho del país. Son unas siete millones de personas las que se consideran evangélicas. Los pequeños partidos asociados a estas iglesias se caracterizan por la acción social.
Una experiencia clave fue la de Amalia Granata, que con una agenda católica obtuvo el 10% de los votos en 2019 y se convirtió diputada provincial en Santa Fe con una propuesta conservadora. Juntos por el Cambio la sumó a sus filas en 2021.
Similar es el caso de UNO (Una Nueva Oportunidad), un partido político evangélico que nació en Santa Fe, hoy es parte de JxC y tiene presencia en 14 provincias. El secretario del partido, Walter Ghione, es el principal armador de las listas. “Venimos del trabajo social sin una identidad política”, le explicó a LA NACION. “Tenemos una vocación frentista a nivel político, hoy nos sentimos parte de Juntos por el Cambio. enemos reuniones y soñamos con tener un diputado nacional”, agregó el dirigente.
“Nuestro principal adversario en nuestro esquema de valores es el kirchnerismo, y para ganarles necesitamos integrar un frente que pueda ganar”, dijo Leandro Jacobi, el secretario general del partido. Lo mismo ocurre con el partido de Cynthia Hotton, “Más Valores para mi País”, que en 2021 obtuvo el 2,9% de los votos, pero no logró una banca en el Congreso. Fue así que en 2022 dejó la provincia de Buenos Aires y se incorporó al gabinete del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
“Mi agenda está basada en la acción social cristiana”, aseguró Hotton a LA NACION. Dijo que si bien hay evangélicos y pastores trabajando en el Consejo, no promueve la participación de pastores. “Están todos invitados”, afirmó. Sobre su alianza con el Pro, sostuvo que “+Valores Para mi País” sigue siendo independiente: “No me separo de mis valores”, enfatizó la funcionaria.
Convivir dentro de una coalición en la que hay distintas posturas en temas tan sensibles como el aborto es un desafío para aquellos pequeños partidos cuya identidad es religiosa y sus propuestas centrales tienen que ver con los valores cristianos. Desde UNO aseguran que todavía están en crecimiento y que hay otros temas centrales a debatir. Dina Rezinovsky, diputada nacional por el Pro, coincide. También es evangélica y es miembro del Pro desde el 2012. “Hay matices dentro del partido que para la agenda política no son temas primordiales. Priorizamos los problemas que están en la agenda de todos: inseguridad, inflación y corrupción”, dijo la diputada a LA NACION.

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