La reflexión de Darío Barassi sobre su mamá luego de una entrevista íntima

El conductor de 100 argentinos dicen habló en profundidad de su infancia y de cómo la muerte de su padre afectó la dinámica familiar, y al leer la nota, comprendió algunas cosas sobre su madre.
“Con 32 años, la carrera de Derecho sin concluir y tres hijos, mamá se sintió perdida. Hacía lo que podía. Volvió a casarse. Volvió a enviudar. Y entramos en una vorágine. En 12 años nos mudamos 16 veces. Todo era un ´ir probando´. Hasta llegamos a vivir en el barrio Santa Lucía, de una zona rural. Yo amanecía rodeado de ovejas y le decía: ´¡¿Vieja, adónde nos trajiste?!´. Mis hermanos me filtraban información sobre mucho de lo que pasaba. Si mamá estaba angustiada, se la fumaban ellos. Y a mí me decían: ´Che, mejor no la molestes, está durmiendo´. Los tres crecimos ocupados de protegerla. De pendejos, antes de ir a dormir, nos preguntábamos: ´¿Mamá ya está en su cuarto? ¿La puerta de calle está bien cerrada? ¿Las luces de afuera?’. Hasta el día de hoy, no logro ir a la cama si no chequeo cada una de esas cosas”, dijo la semana pasada Darío Barassi a Teleshow.
En aquella charla profunda con el periodista Sebastián Soldano, contó cómo la muerte de su padre cuando era niño, hecho que hoy suele mencionar con el humor que lo caracteriza, afectó por completo la dinámica familiar y su relación con su madre. “Para mí, mamá pasó de ser una súper heroína a una pésima madre. Ya de grande me di cuenta de todas sus ausencias. Porque por su necesidad de llevar adelante la familia, no la veía. Laburaba a la mañana. Laburaba a la tarde. Además intentaba hacer una vida. Tenía una pareja. ¡Yo odiaba que tuviese una pareja! Y crecí muy solo”, sentenció.
“Sí, para mis exigencias y necesidades diarias tenía empleadas, a mis hermanos, a mis abuelos, pero mi vieja no estaba. Me había abandonado ella también. La castigué un par de años. Creo que es parte de un proceso que, en algún momento, todos necesitamos hacer. Y en definitiva, después de 12 años de terapia, que fue como invertir en un monoambiente en Puerto Madero, llegás a la conclusión de que los viejos, uno y el mundo, somos la mejor versión que podemos ser. Finalmente entendí. La perdono por eso. La quiero por eso. Y hoy solo me exijo a mí mismo”, explicó sobre algo que le llevó años sanar y comprender.
Conmovido al leer el texto que salió publicado en este sitio, el conductor de 100 argentinos dicen decidió hacer una reflexión y quiso contar un poco más sobre su madre, de quien habla muy poco. “Salió publicada una nota divina, magistralmente realizada por un amigo y gran periodista. Por lo general, juego al límite con la intimidad de mi vida, la tiño con absoluto humor y de esa manera permito que Barassi juegue en sus notas. En esta oportunidad crucé esa línea, abrí un poco más… Será una sensibilidad del momento, el deseo o necesidad de contar o el gran laburo del periodista pero pasó, y es válido que pase”.
Entonces explicó: “Hablé de mi padre, de mi abuelo, de mi hermano, de mi mujer e hija que amo, mi carrera, mi cuerpo. Y también de la mujer de la foto que es mi madre. Si, la del cinturón entre otras cosas y actualmente retitulada abuela. ¿Por qué la foto? ¿Por qué el posteo? Porque siento que fui injusto en mi relato con esta mujer. En la vorágine de una nota, uno va de un lado al otro, profundiza, hace humor, intenta elegir qué decir, se equivoca… Se entrega básicamente. Cuando escuchaba la nota, con alguna que otra lágrima y risa de por medio, me quedé con un gusto amargo. En todos mis relatos se priorizaba un reclamo respecto de mi vieja y se marcaba un poco su ausencia”.
Fue en ese momento, que se decidió a contar más sobre su mamá para “complementar un poco el relato y sumar un poco de info y perspectiva respecto de esta gran mujer”. “Para que lo lean ustedes, pero sobre todo para que también lo leamos mi vieja y yo. Se quedó viuda a los 32. Éramos tres gigantes niños que había que cuidar, educar, querer y sacar adelante. Y lo hizo. Tuvo sus enfermedades, graves, de diferentes tipos, y batalló hasta recuperarse siempre. Una roca, una guerrera. Amó, apostó y perdió. Lloró, superó y siguió. Gran hija, cuidadora de sus papás hasta el final. Graciosa. Con una sonrisa hermosa. Manos elegantes. Con estilo y personalidad. Mujer de fe, de libertades, con un mundo interno muy rico”.
“Te reclamo presencia en la nota, y basta repasar el pasado para entender que estabas haciendo malabares extremos para sostener esta familia y darnos un presente y futuro copado. Básicamente, lo que hace una buena madre. Vieja, mi relato en la nota fue injusto. Pero no en la vida. Sabés lo que te quiero y agradezco. Te lo hago saber siempre. Hoy acá, hago lo mismo. Vieja, abulala… Gracias por todo”, cerró el conductor su mea culpa.

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