¿Dios se queda?

Es llamativa la cantidad de personas que recurren a diversas sectas esotéricas para mitigar sus problemas económicos o su vacío existencial. Nadie va a negarnos que vivimos en un mundo tenso, que levanta los puños contra un cielo que habría creado mal las cosas y consiguiendo que el hombre no vea jamás los ríos de amor y de ternura que cruzan por el mundo donde los pájaros todavía cantan.

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