El FMI pronosticó recuperación del PBI en «V», pero también en «L»

En las últimas semanas, tras la brutal caída de la actividad agregada en el primer trimestre, y que en algunos rubros se habría extendido hasta abril, los economistas locales comienzan a ensayar ejercicios de cómo será la esperada recuperación inicial y posterior reactivación del PBI, entre los que se incluye en primer lugar el presidente Javier Milei en cuanta conferencia y foro internacional y local participe, como los dos últimos com empresarios, primero en Bariloche y luego en Buenos Aires.
Las opciones son muchas, pero en una apretada síntesis pueden resumirse en tres letras: “V”, a una fuerte baja la sigue un violento rebote; “L”, tras una drástica caída de la actividad se sostiene largo tiempo en el nuevo piso; y “U”, disminuye fuertemente, se estabiliza un tiempo en niveles mínimos hasta que la macro y microeconomía se reacomodan, para lugar iniciar el proceso de rebote explosivo en busca de los altos registros perdidos.
Cómo no podría ser de otra manera, el Fondo Monetario Internacional se sumó a los pronósticos locales, como lo hace habitualmente cada seis meses cuando hace la Asamblea Anual de países miembros (en abril) y la revisión de medio año en octubre, con proyecciones del PBI que describen una figura en “V” en perspectiva a partir de 2025 en la tasa porcentual de variación respecto del año previo, al mismo tiempo que el mismo indicador expresado en nivel equivalente en dólares describe una “L”, con pequeño declive negativo. El último informe de Perspectivas Económicas Globales (WEO) del FMI dio cuenta de que la Argentina tendrá en 2024 una caída de 2,8% del PBI y que la suba de precios acumulará un 150%, con un rebote marcado esperado de 5% y una fuerte desaceleración inflacionaria a 50% entre extremos, el año próximo, pero en dólares por habitante prevé sendas bajas desde USD 14.024 en 2023 a USD 12.812 en 2024 y a USD 11.734 el siguiente, principalmente por el efecto de la variación del valor de las diferentes monedas.
El economista jefe del organismo, Pierre Olivier Gourinchas, dio precisiones de los fundamentos del esperado punto de giro de esas dos variables claves de toda economía en la clásica conferencia de prensa que sigue tras la difusión del WEO: “en Argentina las autoridades están implementando un plan de estabilización muy ambicioso para restaurar la estabilidad macroeconómica. Y eso ya está mostrando sus efectos. Vemos esta fuerte caída de la inflación mes a mes”, aseguró.
Y agregó el funcionario del FMI: “Por eso el progreso hasta ahora ha sido realmente impresionante. Las autoridades han podido registrar un superávit fiscal por primera vez en más de una década. Y, por supuesto, esto llevará algún tiempo y requerirá una implementación política firme. Es necesario hacer mucho más, y es necesario hacer mucho más en una escala más amplia”.
En esa línea, y a modo de ratificar su visión sobre la nueva realidad de la Argentina el director del Departamento del Hemisferio Occidental del organismo, Rodrigo Valdés, dijo “El plan de estabilización de la autoridad ha dado mejores resultados de los que esperábamos, que los que obtuvimos en nuestra última revisión del programa. Tenemos el primer superávit fiscal en una década. Las reservas se renuevan de manera decisiva día tras día. El balance del Banco Central se está fortaleciendo y la inflación, aunque aún alta, está bajando más rápidamente de lo que anticipamos”.

Asignatura pendiente
No obstante los buenos resultados macroeconómicos que está obteniendo el gobierno de Milei, los técnicos del FMI se muestran muy cautelosos a la hora de proyectar la recuperación del ingreso promedio de la población, medido por la relación entre el PBI por habitante estimado en dólares corrientes y el total de habitantes que según el último censo del Indec crece a un ritmo de 1% por año, al punto que prevén que habrá que esperar hasta 2029 para recuperar el nivel heredado de USD 14.024 del gobierno de Alberto Fernández, que a su vez había sido similar al registrado diez años antes. Ese camino tan lento de recuperación de la economía doméstica en dólares por habitante contrasta con el dinamismo y crecimiento continuo que caracteriza a la economía mundial, en particular desde la serie del World Economic Outlook (WEO) del FMI que se inicia en 1980, y aleja la posibilidad de subir algún puesto en el ranking mundial al que siempre alude el presidente Javier Milei. El camino tan lento de recuperación de la economía doméstica en dólares por habitante contrasta con el dinamismo y crecimiento continuo que caracteriza a la economía mundial
Así, mientras que al regreso de la democracia, a fines de 1983 el PBI por habitante de la Argentina era de poco más de una vez y media el de la media mundial (167%) al tipo de cambio de poder de compra de paridad internacional, se derrumba al 128% en la hiperinflación de 1989-901; se recupera hasta 150% en los años de la Convertibilidad fija entre el peso y el dólar, pero vuelve a mínimos históricos de 112% con la crisis de fines 2002; y lentamente repunta hasta 143% en la mitad del gobierno de Cambiemos, momento en que inicia un nuevo retroceso que hace piso con la crisis sanitaria de Covid-19, del cual rebota modestamente en los dos años siguientes, para volver a retroceder a la zona más baja de la serie en la actualidad.

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